El polémico bono cultural con el que el Gobierno quiere dar 400 euros a los jóvenes que el próximo año cumplan 18 años tiene muy poco de cultural y mucho de electoral.

La medida de aprobarse en los próximos PGE tiene un coste para las arcas públicas de 200 millones de euros. Con un déficit público que ya representa el 11% del PIB y es el más elevado de toda la UE, no creo que sea la mejor idea ni el mejor modo de emplear el dinero público cuando efectivamente existen otras prioridades.

¿En qué se podrán gastar este dinero los jóvenes? Cine, teatro, libros, museos y videojuegos. Queda excluido del bono cultural, los toros, que nos guste o no, siguen siendo cultura.

Pero aparte de dilapidar el dinero público, es una medida claramente ideológica.

Cuando hay familias que no pueden pagar el recibo de la luz ni el alquiler de su vivienda, pagar 400 euros a los jóvenes para que se compren videojuegos es una auténtica obscenidad. Además se da la circunstancia de que cualquier joven podrá cobrarlo independiente de la renta familiar que tenga, vivas en la Moraleja o en las Mil Viviendas.

En Francia que van por delante de nosotros en casi todo, ya se aprobó esta medida y el 50% del dinero que recibieron los jóvenes lo destinaron a la compra de revistas de manga. No tengo nada en contra de los cómics y de las revistas de manga, pero que cada cual se las pague de su bolsillo.

No es ninguna casualidad que se beneficien de esta medida sólo los jóvenes que cumplen 18 años en el próximo año con las elecciones a la vuelta de la esquina. Una compra de votos camuflada.

Pedro Sánchez ha perdido el voto entre los jóvenes en esa franja de edad. Y una manera cree él de recuperar el voto joven es precisamente soltando dinero a raudales. Puro caciquismo.