Las elecciones regionales y municipales que se han celebrado este pasado domingo  en Venezuela son una prueba más de la falta de libertad y de democracia del régimen de Nicolás Maduro.

Da náuseas escuchar a algunos dirigentes políticos, como al portavoz de Unidas Podemos Pablo Echenique felicitarse por la presencia de la oposición en estas elecciones que no son otra cosa que una auténtica farsa y una nueva pantomima de Nicolás Maduro. Incluso el propio ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero que ha actuado de mediador internacional entre el Gobierno y la oposición ha hablado de levantar las sanciones económicas que pesan sobre el país sudamericano cuando no se dan las condiciones objetivas para que ello ocurra. Y esas condiciones no son otras que elecciones libres y democráticas.

Venezuela y el régimen de Maduro, al igual que ocurre en Cuba siguen sin dar pasos hacia una normalización democrática que pasa necesariamente por la celebración de elecciones democráticas y libres.

Con la oposición en las cárceles y con la represión militar en las calles pocas esperanzas hay de que estos cambios se produzcan, salvo los ingenuos que se niegan a calificar a estos países de dictaduras cuando cumplen con todos los estándares de los regímenes totalitarios.