España ha perdido presencia internacional en los últimos años. Lo hemos vuelto a ver ahora después de que el presidente de EEUU, Joe Biden, no haya contado con España en la crisis con Ucrania. La cuestión se ha zanjado con una breve conversación telefónica entre ambos mandatarios, como una mera cuestión protocolaria más.

Algunos esperábamos que la relación diplomática entre ambos países  mejorara después de la elección de Joe Biden y la salida de Donald Trump de la Casa Blanca. Pero no ha sido así.

A pesar que desde el Gobierno quieren quitar hierro al asunto y hablan de que existen buenas relaciones entre ambos países, lo cierto es que la sensación que dan es que las relaciones entre ambos países no pasan por su mejor momento.

La imagen de Pedro Sánchez al inicio de la cumbre del G20 en Roma, acercándose al presidente de EEUU para saludarle y conversar con él y cuyo encuentro apenas duró 30 segundos, describe a la perfección la relación de distanciamiento entre ambos países.

Tampoco parece que en Europa se fíen mucho de Sánchez. El Gobierno de coalición con Unidas Podemos y la presencia de ministros comunistas en el ejecutivo han despertado muchos recelos entre los socios europeos que no ven con buenos ojos la presencia de comunistas en el Gobierno.

Seguramente en EEUU todavía se acuerdan de cuando el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero permaneció sentado ante la bandera de EEUU durante el desfile de la Hispanidad, como gesto de rechazo a la guerra de Irak, sin pensar en las consecuencias que para los americanos,  tanto republicanos como demócratas, tiene un desprecio como ese a su insignia nacional.