Las imágenes que hemos visto en la Universidad de Granada donde Macarena Olona ha sido objeto de un escrache por parte de un grupo de alumnos que ha tratado de impedir que la ex de Vox pronunciara una conferencia, nos retrotrae a los peores años de la dictadura y de la falta de libertades.

No he escuchado a ningún dirigente de la izquierda condenar estos hechos, en un lugar como es la universidad que debe ser un espacio para debatir, contrastar y exponer ideas, cualquier tipo de ideas, incluso aquellas con las que no estemos de acuerdo.

Hay gente en la Universidad que piensa que solo ellos pueden opinar y el resto no, cercenando uno de los derechos fundamentales de nuestra democracia, como es el derecho a la libertad de expresión y opinión.

He escuchado a algunos periodistas incluso insinuar que la ex dirigente de Vox fue a la Universidad para acaparar portadas.

Otros dirigentes políticos como Felipe González, Rosa Díez o el filósofo Fernando Savater han vivido situaciones parecidas, absolutamente reprobables en un estado de Derecho, que merecen toda nuestra condena.

Todo el mundo tiene derecho a expresar libremente sus ideas, sin ningún tipo de coacción. Lo que se ha vivido en la Universidad de Granada es un nuevo caso de linchamiento totalitario fascista que busca silenciar las ideas de aquellos que piensan de manera diferente.