La ley de Memoria Democrática que sustituye a la anterior Ley de Memoria Histórica ha sido aprobada en el Senado con los votos en contra de PP, Vox, Ciudadanos y UPN.

El PP ya ha anunciado, que si llega al Gobierno, la derogará.

Es de justicia que los represaliados por la dictadura franquista, muchos de los cuales todavía están en las cunetas o en fosas comunes reciban una sepultura digna y sus familiares puedan enterrarlos dignamente. Esto es algo para lo cual no haría falta ninguna ley y que no debería ser objeto de ningún debate. Es una cuestión de derechos humanos.

La ley califica de ilegal la dictadura franquista. El ex presidente José María Aznar ya condenó el franquismo. A quien no he escuchado yo condenar la dictadura cubana o venezolana es a la izquierda de este país para quien siguen existiendo dictaduras buenas y malas. Todas las dictaduras son malas por definición.

Creo que es a los historiadores a quienes les corresponde estudiar este periodo trágico de la historia de España y no a los políticos.

Enfrentar de nuevo a los españoles en una cuestión tan sensible como es esta, no ayuda a la convivencia entre españoles.

La Transición fue capaz de poner de acuerdo a todas las fuerzas políticas de derecha y de izquierda sobre un episodio tan funesto como fue la Guerra Civil y la dictadura franquista, donde se cometieron barbaridades por parte de ambos bandos.

Esta ley solo habla de los represaliados por el franquismo, pero se olvida de las muertes y de los fusilamientos que se perpetraron en nombre de la República. En Paracuellos del Jarama más de 2.500 personas fueron fusiladas. Para estas personas y sus familiares, la ley no existe, como tampoco existe para los que fueron asesinados por defender su fe católica.

Seguro que cada uno de nosotros tiene una historia terrible que contar. Por eso es importante que esta ley hubiera contado con todas las víctimas porque todos fueron víctimas, las de un bando y las del otro. Todas las guerras son terribles, pero las guerras civiles son especialmente cruentas porque hay familias enfrentadas.

Pero, además, lo más criticable de esta ley, que no nace del consenso de todas las fuerzas políticas y que vuelve a reabrir viejas heridas que ya se daban por cicatrizadas, tras el pacto de la Transición que hizo posible el entendimiento y la convivencia entre los españoles, es que quiera hacer un juicio sumarísimo a la Transición española hasta el primer Gobierno de Felipe González, que algunos han calificado peyorativamente de “régimen del 78”, en una clara concesión a la izquierda radical de Unidas Podemos y a sectores del independentismo vasco, donde EH Bildu ha votado a favor.

Que EH Bildu haya rubricado con su firma esta ley de Memoria Democrática, cuando han sido incapaces de condenar los actos del terrorismo etarra, que ha dejado más de 850 víctimas inocentes, ni de pedir perdón a las víctimas es puro anacronismo.