Salvo sorpresa de última hora, cosa poco probable, PP y Vox van a tener que pactar para formar Gobierno. La última encuesta conocida por un periódico local daba una mayoría absoluta al PP y a Vox en Valencia.

Carlos Mazón estuvo hace unos días en Madrid ante un nutrido grupo de empresarios y líderes políticos que le sirvió como carta de presentación y para explicar su proyecto político para la ciudad de Valencia.

Ningún político cuando se le pregunta por la política de pactos responde con claridad. Cuando se trata de futuros pactos entre PP y Vox,  todavía menos.

Sería bueno saber qué piensan hacer los políticos en materia de alianzas para que los ciudadanos sepan a qué atenerse y no haya sorpresas después, como pasó con Pedro Sánchez que tras negar que pactaría con Unidas Podemos y con los independentistas catalanes y vascos, le hicieron presidente del Gobierno.

Mazón no fue una excepción y a preguntas de los periodistas respondió que su objetivo es gobernar en solitario, sin embargo, las encuestas de opinión, a falta de seis meses para las elecciones autonómicas y municipales, no contemplan esta posibilidad. Por lo tanto, negar un posible gobierno de coalición entre PP y Vox es negar la mayor. Todos los políticos cuando se presentan a las elecciones aspiran a ganar, pero ganar no es sinónimo de gobernar.

Vox sí que ha sido claro en este sentido desde el primer momento, no ocultando sus preferencias a la hora de pactar.

El candidato del PP a la Generalitat Valenciana Carlos Mazón me recuerda en sus formas a Moreno Bonilla. Está más cerca del presidente andaluz que de la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz- Ayuso, que siempre está en la bronca política.

El presidente andaluz hizo una campaña electoral impecable que le valió una mayoría absoluta. En mi opinión, el éxito de ese resultado fue haber sido capaz de aglutinar todo el voto del centro derecha, desmarcarse de Vox y hablar de los problemas reales de los andaluces, tras más de cuarenta años de gobiernos socialistas.

Mazón es un tipo moderado, dialogante, poco conocido a nivel político, pero que puede arrebatar la presidencia de la Generalitat a Ximo Puig en las próximas elecciones y poner fin al acuerdo del Botànic.