Es poco creíble que el PSOE critique los futuros pactos del PP con Vox cuando ellos mismos han pactado con Unidas Podemos, EH Bildu y ERC, con leyes hechas a la medida de los independentistas, como ha sido la reforma de la malversación y la eliminación del delito de sedición, que rebaja las penas y permite que políticos como Oriol Junqueras dejen de estar inhabilitados y puedan presentarse a las elecciones, pese a haber sido condenados por delitos muy graves contra la integridad territorial de España. Unos delitos que en su momento el propio Pedro Sánchez calificó de rebelión.

Socios de Gobierno como ERC que han demostrado no ser leales con el Gobierno de la nación, votando en contra de leyes fundamentales como fue la reforma laboral.

Es poco creíble que el PSOE hable de gobiernos de la derecha con la ultraderecha cuando ellos mismos han pactado con la extrema izquierda.

En la Comunidad de Madrid, su presidenta Isabel Díaz -Ayuso ha roto con Vox. En Valencia, el PP quiere gobernar en solitario, descartando a Vox de un hipotético Gobierno de coalición. Alberto Núñez Feijóo se abstuvo en la moción de censura presentada por Vox y no votó a favor de la misma, como quería la ultraderecha porque hacerlo hubiera significado ir de la mano de Vox, aunque, sin duda, hay razones más que suficientes para censurar a Sánchez, pero creo que la mejor manera de hacerlo es en las urnas.

El PP acierta marcando distancias con Vox y no cayendo en su discurso. Pedro Sánchez, sin embargo, no hace lo mismo con sus socios de Gobierno, pese a las diferencias insoslayables que mantiene con Unidas Podemos en asuntos clave como la política de Defensa de España y la ayuda militar a Ucrania, donde no debería existir la menor fisura, máxime cuando España es miembro de la OTAN y ha habido un acuerdo unánime de todos los países aliados de ayudar a Ucrania mediante el envío de ayuda militar.

El PP debe recuperar el espacio de centro derecha y de partido de Estado que durante la etapa de Pablo Casado fue descuidado, por decirlo amablemente, entrando en el mismo juego que Vox por una cuestión puramente electoral.

El siguiente paso que debería hacer el PP es romper el acuerdo de Gobierno que mantiene en Castilla y León donde gobierna con la ultraderecha, incluso planteándose un escenario de adelanto electoral.

Tanto el PP como el PSOE deberían trabajar juntos para aislar a los populismos de las instituciones. El PP ya ha empezado a dar los primeros pasos. Confiemos que los cumpla.