Mientras el PP todavía no ha aclarado si pactara con Vox o no y trata de retrasar cualquier tipo de acuerdo con la ultraderecha hasta después de las elecciones del 23 de julio, Ximo Puig ya ha dicho que no se abstendrá en la investidura de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat Valenciana. La única manera de que el PP pueda gobernar sin Vox es mediante la abstención de la izquierda.

Si la izquierda no quiere que el PP gobierne con Vox, allí donde sus votos sus necesarios, que se abstenga en la votaciones, facilitando gobiernos del PP. Y lo mismo a la inversa cuando sea el PSOE quien los necesite para evitar la entrada de partidos independentistas en las instituciones.

El PP de Euskadi ya ha dicho que los populares apoyaran un acuerdo con el PSE y el PNV para evitar que EH Bildu pueda hacerse con las alcaldías en varios pueblos de Álava o Vizcaya o en la Diputación de Guipúzcoa.

EH Bildu ha crecido en votos en estas elecciones en el País Vasco, beneficiados por una campaña electoral donde se ha hablado más de política nacional que de autonómica o municipal, ganando en Vitoria, que tradicionalmente no ha sido nacionalista sino más bien conservadora, disputando la hegemonía al PNV.

No hay la misma actitud en el PSOE para evitar que Vox entre en las instituciones, como sería apoyar a la lista más votada, en este caso, el PP.

Se habla de establecer un cordón sanitario a Vox, pero a la hora de la verdad, tanto el PSOE como Compromís en Valencia, lejos de abstenerse y facilitar la investidura de Mazón, votarán en contra.

Desde la izquierda se critica que el PP pueda llegar a acuerdos con el PP, pero no ven mal, sin embargo, que el Gobierno haya llegado a acuerdos con ERC o EH Bildu y tenga como socios de Gobierno a Unidas Podemos.