La ministra de Trabajo Yolanda Díaz se ha acostumbrado a cerrar acuerdos de manera unilateral con los sindicatos sin contar con la patronal. A excepción del acuerdo al que llegó con los agentes sociales para  la reforma laboral, lo ha hecho con el SMI y lo hará de nuevo con la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas. Habrá acuerdo tripartito o bipartito, ha dicho y se ha quedado tan ancha.

Mal inicio cuando se le está diciendo a la patronal que habrá acuerdo con ellos o sin ellos. Para que se van a sentar, si ya saben el desenlace.

Reducir la jornada laboral con el mismo sueldo significa que las empresas tendrán que pagar lo mismo a sus empleados por menos horas trabajadas. Que le pregunten a los autónomos, si están dispuestos a pagar a sus empleados el mismo salario, con menos horas trabajadas.

El problema es que estamos en manos de gente que no ha creado en su vida una empresa ni ha tenido trabajadores a su cargo, como es el caso de la ministra de Trabajo Yolanda Díaz.

En este país ha funcionado durante décadas el diálogo social entre patronal y sindicatos. Es imposible avanzar en derechos, sin ese diálogo social.

El éxito de la reforma laboral se ha debido, básicamente, a ese acuerdo que firmaron patronal y  sindicatos que ha permitido reducir la temporalidad y la tasa de desempleo, aunque aún estamos muy lejos de la media de la UE en términos de empleo, encabezando la lista de países con mayor número de desempleo, sobre todo entre los más jóvenes.

Reducir la jornada laboral, sin duda va a afectar aún más a la productividad de nuestras empresas. España sigue siendo el país con la productividad más baja.  No somos un país especialmente productivo, si lo comparamos con la media de la UE. Por decirlo con otras palabras: Una hora de trabajo española produce menos valor económico que la de Francia o Italia. Este es un problema que arrastra el tejido productivo español que hace perder competitividad a nuestras empresas. Y si no somos competitivos ni productivos, lo mejor es cerrar la paraeta.

El problema de querer implementar estas medidas, sin contar con todos los actores principales, es decir, patronal y sindicatos, es condenar a las empresas a que finalmente no puedan mejorar los salarios de sus empleados que efectivamente son bajos. Además, como se ha constado, lo dice también el Banco de España,  menos horas de trabajo suponen menos productividad para las empresas y, en consecuencia, menos empleo a la hora de contratar.

Tampoco es una medida que se pueda implementar en todos los sectores porque no todos los sectores ni todas las empresas son iguales. No es lo mismo reducir la jornada en un comercio minorista que en una empresa textil.