Pedro Sánchez se ha plegado a todas las exigencias de Junts, a falta del referéndum de independencia, que también vendrá, lo vestirán de constitucional, como han hecho con la ley de amnistía, bajo la falsa excusa de apaciguar los ánimos en Cataluña, cuando el único objetivo de Sánchez es permanecer en La Moncloa, a cambio de entregar a Junts todo lo que le pida.
Primero fueron los indultos, después la eliminación del Código Penal del delito de sedición y la reforma de la malversación, la condonación de la deuda, la transferencia de rodalies para seguir con la ley de amnistía hasta llegar al referéndum de independencia, que es el último objetivo de los independentistas catalanes al que nunca han renunciado.
La ley de amnistía que era inconstitucional antes de las elecciones del 23-J, dejó de serlo una vez Sánchez necesitó los votos de Junts y ERC para sacar adelante la investidura, que lo convirtió en presidente del Gobierno.
El cambio de opinión de Sánchez y de todo el gobierno socialista obedece a lo que el propio presidente llamó hacer de la necesidad virtud o lo que es lo mismo: el fin justifica los medios.
El terrorismo que iba a ser excluido de la ley de amnistía, finalmente también está recogido en la ley, tal como quería Junts y ERC. Los CDR y el llamado tsunami democràtic no serán juzgados por terrorismo, como entendía la Audiencia Nacional que fueran procesados.
La injerencia del ejecutivo en el poder judicial dinamita la separación de poderes, uno de los pilares fundamentales del estado de Derecho. Desde el Gobierno se señala con nombres y apellidos a jueces y magistrados. La justicia debe ser libre e independiente.
La ley de amnistía perdona y olvida los delitos cometidos. Carles Puigdemont regresará a España, sin ser juzgado, como si nada hubiera ocurrido. Podrá presentarse a las elecciones, al igual que el resto de políticos catalanes que fueron condenados, como Oriol Junqueras. No habrá, por tanto, ninguna inhabilitación para ostentar cargo público. No habrá juicios ni condenas para todos los que participaron en el referéndum ilegal del 1-O. Tampoco serán juzgados, los que incendiaron las calles de Barcelona, quemaron contenedores, destrozaron mobiliario urbano, escaparates y tiendas, cortaron carreteras y apedrearon a policías.
El ministro de Justicia Félix Bolaños ha afirmado que no es comparable el terrorismo que sufrió nuestro país a manos de ETA con la situación que se vivió en Cataluña, tras el 1-O.
Para Bolaños y el resto del Gobierno existe un terrorismo malo y otro bueno. Que los CDR incendiaran Cataluña, enfrentándose a la policía con palos y piedras, tomando el aeropuerto del Prat, secuestrando a la población, entra dentro del terrorismo que no vulnera los derechos humanos.
La RAE define terrorismo como la sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. Les invito a todos ustedes a que vean de nuevo las imágenes y saquen sus propias conclusiones. Si aquello no fue terrorismo, que venga Dios y lo vea.
El Gobierno ha cedido en todo lo que Junts le ha puesto encima de la mesa para que Sánchez siga como presidente del Gobierno, aunque en realidad quien está dirigiendo los destinos de nuestro país es Carles Puigdemont que ejerce de presidente en el exilio desde su retiro dorado en Waterloo. El próximo paso será una fecha para la celebración de un referéndum de independencia.