Cuando se cumplen dos meses desde la catástrofe que asoló Valencia, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez no ha vuelto a pisar Valencia desde aquel día que visitó Paiporta junto a los reyes y fue recibido entre insultos, abucheos y un intento de agresión.

Ni siquiera acudió a la misa funeral que se celebró en la catedral de Valencia en memoria de las víctimas, donde sí estuvieron presentes, de nuevo, los reyes de España que han visitado en varias ocasiones las zonas afectadas. La poca representación que hubo del Gobierno de España se decidió en el último momento porque en un principio no iba a asistir ningún miembro del Gobierno. Tampoco se sabe aún la fecha para un funeral de Estado.

Durante todo este tiempo Sánchez sí que ha tenido tiempo para visitar varios países o acudir al tanatorio de la actriz Marisa Paredes. También para esquiar. No así para visitar Valencia.

En las manifestaciones convocadas por la izquierda se ven pancartas, pidiendo la dimisión de Carlos Mazón, pero ninguna de Sánchez. Lo mismo ocurre con los medios de comunicación afines al régimen, regados con dinero público que no hacen ninguna mención a la gestión de Pedro Sánchez y su gobierno durante la dana, para quienes el único responsable de la gestión ha sido el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. No hay día en el que Mazón no aparezca en las primeras páginas de los diarios o las televisiones o sea objeto de crítica. Pero ni una palabra sobre Sánchez, no vaya a ser que les retiren las subvenciones o un puesto en el consejo de administración de RTVE.

Ninguna responsabilidad, por tanto, en el hecho de no haber decretado el estado de emergencia ante la incompetencia manifiesta del Gobierno de la Generalitat. El Gobierno disponía de toda la información para haber actuado con diligencia y prontitud, lo que hubiera ayudado a salvar vidas humanas. El Ejército no se envió hasta dos días después de la tragedia y con muy pocos efectivos.

Del “si necesitan ayuda que la pidan” a la falta de empatía con el pueblo valenciano. Sánchez no ha mostrado durante todo este tiempo el menor tipo de proximidad y cercanía con los afectados por la dana, como sí han hecho los reyes de España.

 El problema es que los pueblos afectados por la dana caigan en el olvido, como ha ocurrido con los afectados por el terremoto de Lorca o más recientemente en La Palma, donde 3 años después de la tragedia, muchos de los afectados por el volcán siguen sni vivienda y con los escolares en barracones. Valencia y los valencianos no pueden caer en el olvido.