Junts juega bien sus cartas. Sus siete diputados han vuelto a ser determinantes para tumbar primero y aprobar después, un real decreto del Gobierno. El partido de Carles Puigdemont ha vuelto a doblegar al Gobierno con la aprobación de un nuevo decreto que anula el anterior, pese a la insistencia de Sánchez de no trocearlo. Puestos a buscar un ganador y un perdedor, creo que el Gobierno sale más debilitado de lo que lo estaba antes.

El Gobierno quería meter en un real decreto un totum revolutum que incluía pensiones, SMI, impuestos o suspensión de desahucios para las personas vulnerables. Al final de las 80 leyes se han aprobado 28.

El PP se vuelve a quedar con el culo al aire en esa estrategia de confrontación que viene desarrollando desde el inicio de esta legislatura y la pasada de la mano de Vox para tumbar todas las iniciativas parlamentarias del Gobierno, incluidas las que tienen un fuerte contenido social, como era el decreto ómnibus. Su objetivo es hacer valer la minoría parlamentaria del Gobierno.

Sánchez ha tenido que dar marcha atrás a muchas de las medidas que contenía el decreto, pero el grueso de las leyes, como la revaloración de las pensiones, el bono de transporte o las ayudas a la dana han podido salir adelante, gracias al voto de los antiguos convergentes. La moción de confianza que quiere Junts es poco probable que se produzca porque es una prerrogativa que corresponde al presidente del Gobierno y aunque se tramite en la cámara baja la proposición no de ley de la moción de confianza, Sánchez no tiene intención de someterse a ella.

La llave de la legislatura vuelve a estar de nuevo en manos de Junts que es quién marca la agenda del Gobierno y quedan todavía por delante dos años de legislatura, salvo que Sánchez anticipe las elecciones, pero tal como están las encuestas, que otorgan una holgada mayoría absoluta a PP y Vox, no creo que entre en las cábalas del presidente del Gobierno ir a un adelanto electoral.