La continuidad de Carlos  Mazón al frente de la Generalitat Valenciana es insostenible porque nadie confía en que sea la persona que pueda liderar la reconstrucción de las zonas afectadas por la dana. Su incapacidad manifiesta durante el fatídico día de la riada, y los posteriores, le incapacita para estar al frente de la reconstrucción. Lo sabe él y lo saben en el PP. Mantener a Mazón es un error.

No se puede jugar con las esperanzas de las cientos de familias que han perdido sus negocios o a sus seres queridos. En política, los errores deben asumirse. No puede ser que después de lo ocurrido con 224 víctimas, las responsabilidades políticas se hayan zanjado únicamente con el cese de dos consejeras. La responsabilidad apunta en primera persona a Carlos Mazón que el día de la dana no estuvo donde tenía que estar, que es al frente del dispositivo de emergencia.

Resulta difícil cuantificar cuántas víctimas se hubieran salvado, si desde el primer momento se hubieran activado todas las alertas para prevenir a la población. Probablemente muchas de las personas que esa tarde se encontraban en las plazas de sus garajes, en los bajos de sus viviendas o en la carretera, regresando del trabajo podrían haber salvado sus vidas, bastaría con que hubiera sido solo una persona para que todo el operativo hubiera sido un éxito.

La magnitud de la tragedia era difícil de prever, pero sí se podían haber minimizado sus efectos, advirtiendo a la población para evitar que salieran de sus casas. A muchas personas les pilló sin previo aviso. No me gustaría estar en la piel de Carlos Mazón porque esta tragedia le va a perseguir el resto de sus días. Si de verdad quiere ayudar a las víctimas, lo que debe hacer es dar un paso al lado.

Las manifestaciones que se han convocado, pidiendo la dimisión de Mazón, este sábado tendrá lugar otra de estas movilizaciones, la cuarta, son la respuesta de un pueblo que pide respuestas y soluciones, y, sobre todo, que se haga justicia.

El problema es que Mazón, tres meses después de la tragedia se presenta como una víctima más de la tragedia cuando realmente las víctimas han sido quienes lo han perdido todo por un cúmulo de negligencias.