Frente a la imposición lingüística del Botànic, libertad de elección en los centros educativos. La consulta lingüística que se hará de manera telemática que arrancará este próximo 25 de febrero, promovida por la Conselleria de Educación busca únicamente, pese al revuelo que se ha montado, que sean los padres quienes elijan la lengua en la que quieren que estudien sus hijos. No hay nada de malo en que se pregunte a los padres. ¿Por qué hay tanto miedo a que se celebre esta consulta? Frente a la imposición de un modelo que perseguía el castellano en las aulas de puro adoctrinamiento, que es lo que ha hecho Compromís, libertad para que cada cual elija la lengua en la que quiere estudiar. No es una consulta valenciano sí o valenciano no. El conocimiento y el estudio de ambas lenguas está garantizado, pero la propaganda supremacista no quiere que se celebre esta consulta sobre la lengua base y por eso han presentado varios recursos ante el TSJCV.
Uno de los ejes de la Ley de Libertad Educativa pactada entre PP y Vox tiene que ver con la elección de la lengua vehicular. La lengua se ha utilizado como arma política y como elemento de enfrentamiento cuando debería entenderse como una riqueza cultural que hay que proteger e impulsar. Las dos lenguas cooficiales en la Comunidad Valenciana son el castellano y el valenciano. En Cataluña, el castellano representa solo el 25% de las horas lectivas. Este es el modelo que quieren imponer.
En Gales existen dos lenguas cooficiales: Inglés y galés. Los padres eligen libremente cual prefieren y los comercios en qué lengua rotulan sus tiendas. Nadie les multa ni les acosa por ello. Es lo que diferencia a una región bilingüe europea democrática de otra que no lo es.