La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz que no tuvo ningún reparo en llamar “guapo” al presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha denunciado durante una entrevista en un programa de radio haber sido objeto de una conducta machista por parte de un periodista del Congreso, de quien no reveló su nombre, que le dijo a la vicepresidenta del Gobierno que cada día estaba más guapa. Lejos de tomárselo como un halago, que es lo que es, la ministra ha querido situarlo como el machismo que sufren muchas mujeres en España.
Al machismo se le combate denunciando a personajes como el ex portavoz de Sumar, Iñigo Errejón, partido de Yolanda Díaz o Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos y no frivolizando sobre una cuestión como son las agresiones sexuales.
Errejón ha sido la mano derecha de Yolanda Díaz como portavoz de la formación que fundó la propia Yolanda Díaz. Unos hechos que han sido tapados y ocultados, pese a las denuncias que existían. Lo mismo ha ocurrido con Monedero que pese a las denuncias formuladas por alumnas o miembros de la organización, nunca se investigaron. No es que fallaran los protocolos es que nunca se activaron.
Si a la señora Yolanda Díaz le molesta que le llamen “guapa” y lo equipara a un micromachismo, debería aplicarse el mismo rasero cuando llama “guapo” al presidente de la patronal.
La ministra tan efusiva ella dando besos y abrazos ha quedado en evidencia. Si el piropo lo pronuncia una mujer, no tiene el mismo reproche moral que cuando lo dice un hombre.
Son expresiones cotidianas que no tienen ninguna connotación machista que forman parte del acervo popular, siempre que se hagan desde el respeto y la buena educación, como tampoco lo tiene ceder el paso a una mujer cuando entramos o salimos de cualquier sitio o levantarse para cederle un asiento. Lo que antes eran normas de conducta habituales de buena educación ahora se entienden como un gesto de superioridad del hombre hacia la mujer.
El piropo no es ofensivo cuando se hace con educación y respeto. Llamar guapa o guapo a alguien, de una manera espontánea, no es micromachismo ni nada que se le parezca. Creo de verdad que se están sacando las cosas de quicio.
Estas chorradas que se escuchan sobre todo en boca de un cargo público hacen un flaco favor al feminismo y a la lucha por la igualdad de las mujeres.