Cada vez que el presidente Carlos Mazón abre la boca o trata de explicar donde estuvo la tarde del 29-0 da un nuevo argumento a la oposición para pedir su dimisión. No tengo tampoco claro que con otro Gobierno, las cosas hubieran sido mucho mejor, pero quien presidia la Generalitat en ese momento era Carlos Mazón, y, por tanto, la responsabilidad recae en él.
Cuando Mazón asuma sus responsabilidades políticas es evidente que otros tendrán que asumir las suyas también, pienso, por ejemplo, en la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, en la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera y en el desaparecido presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Miguel Polo.
Tampoco desde el Gobierno central se hicieron bien las cosas, no declarando el estado de emergencia y asumiendo todas las competencias.
Ha habido una descoordinación absoluta entre las diferentes Administraciones que se ha traducido en una clara de falta de eficacia, sobre todo, en lo que se refiere a las ayudas y a las labores de limpieza.
Es evidente que ante una tragedia de esta magnitud, ningún gobierno está preparado, pero sí se podían haber hecho mejor las cosas, al menos, en materia de prevención. La alerta llegó tarde cuando ya había gente ahogándose y el barranco del Poyo se había desbordado. Que esto ocurriera, tiene unos responsables concretos.
A la izquierda, especialmente a Compromís, le viene muy bien todo este asunto para cargar únicamente contra Carlos Mazón y tratar de sacar un rédito electoral. Hoy escuchábamos en un programa de radio al síndic de Compromís, Joan Baldoví afirmar que sentía asco por tener a un sinvergüenza de presidente de la Generalitat. A mí asco me provocan otras cosas, por ejemplo, lo que hizo el marido de Mónica Oltra contra una menor tutelada de la que abusó sexualmente.
La izquierda ya ha condenado en un juicio paralelo a Carlos Mazón antes de que lo haga la justicia. Cuestión aparte son las responsabilidades políticas que, evidentemente, Mazón no ha asumido en primera persona. Cosa que debería haber hecho al día siguiente de conocerse la tragedia, que ha dejado 224 víctimas mortales.
La situación de Mazón es insostenible desde todos los puntos de vista, pero eso no quita para denunciar el acoso político y mediático al que está siendo sometido.
El problema es que en este país, no solo Mazón, ningún dirigente político dimite. Lo hemos visto en otros casos que han afectado a diferentes formaciones políticas. En Europa, una situación parecida sería impensable que ocurriera, sin que ello provocara una cascada de dimisiones.
No sé si consciente o inconscientemente, pero Mazón está causando un grave daño al partido. Uno tiene que ser responsable de sus errores y en política todavía más.