Al PP de Carlos Mazón no le queda otro remedio que pactar con sus exsocios de Vox, si quiere sacar adelante los Presupuestos y si no quiere ir a un adelanto electoral que pide a gritos la oposición y que para los populares significaría perder el poder a nivel autonómico y municipal.

El PP asume el discurso de Vox en materia de inmigración, principal escollo para llegar a un acuerdo con el partido de Abascal y que le llevó a romper los Gobiernos autonómicos, entre ellos el de Valencia.

Mazón quiere salvar su cabeza a toda costa y para ello no le importa entregarse a Vox, asumiendo una gran parte de su discurso, que antes rechazaba,  incluso en lo referente a Europa, más propio de Erdogan o Le Pen que de un partido se supone de centro derecha con un discurso más europeísta.

El PP es de nuevo rehén de Vox. Los de Abascal vuelven a tener en su mano la legislatura, pese a contar solo con 13 diputados. Mazón  lejos de dimitir que hubiera sido la mejor de las opciones sigue aferrado a su cargo, entre otras razones para asegurarse una importante retribución económica, como ex presidente de la Generalitat, para lo cual tendrá que aguantar hasta junio cuando se cumplan dos años al frente de la Generalitat.

El escenario de un anticipo electoral pasaría factura a los populares por la nefasta gestión de la dana y daría opción a una reedición del Botànic.

Compromís había hecho una propuesta de presentar una moción de censura que ha rechazado el PSPV al no contar con los apoyos suficientes.

La oposición no se contenta solo con la dimisión de Mazón sino que piden un adelanto electoral, ahora que las encuestas le son favorables para reeditar el pacto del Botánic. Los populares piden un adelanto electoral a nivel nacional mientras que los socialistas valencianos lo hacen en clave autonómica, cada cual según los intereses que más les convenga.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo sigue manteniendo a Carlos Mazón al frente de la Generalitat, pese al daño que está ocasionando al partido. Cualquier decisión que tome ya llega demasiado tarde porque Mazón tenía que haber presentado su dimisión al día siguiente de la dana por su manifiesta incompetencia. También otros responsables políticos que no asumieron el mando único, decretando el estado de emergencia cuando la población moría ahogada en sus casas. El Gobierno debería haber actuado con más celeridad y más medios  ante una catástrofe de esta magnitud.

 Feijóo no puede cesar a Mazón porque no está entre sus atribuciones,  pero sí tiene herramientas para forzar su dimisión, como puede ser a través de una gestora que tome las riendas del partido ante una crisis como esta. Feijóo no le apoya, pero tampoco lo deja caer.

Como presidente de la Generalitat no puede eludir sus responsabilidades políticas. Las penales, si las hubiera, corresponde dirimirlas a los tribunales de justicia aunque la oposición con Compromís a la cabeza, ya ha dictado sentencia.

El hecho de que haya conseguido el apoyo de Vox, no le garantiza una legislatura tranquila ni estable con la oposición y la calle, pidiendo su dimisión y con el presidente de la Generalitat escondido de todos los actos públicos, sin poder pisar la calle.