Carlos Mazón no tiene ninguna intención de dimitir ni parece que tampoco el líder del PP Alberto Núñez Feijóo esté por la labor de dejarlo caer. No sabemos si agotará toda la legislatura, las elecciones son dentro de dos años, pero lo que es seguro es que no está ni en su cabeza ni en su bolsillo dimitir, pese a la presión ciudadana que le impide pisar la calle, sin ser increpado.
El pacto con Vox para los Presupuestos ha dado un balón de oxigeno al presidente de la Generalitat, pero eso no le exime de sus responsabilidades políticas por la nefasta gestión de la dana.
Es importante que haya Presupuestos, pero también es importante que asuma sus responsabilidades políticas. El señor Mazón llegó tarde el día de la dana para tomar el mando, como era su responsabilidad como presidente de todos los valencianos y ha llegado tarde para recibir a las víctimas. Su permanencia al frente del Consell es insostenible.
A Núñez Feijóo lo vemos unos días abrazando y celebrando los pactos con Vox, como ha hecho ahora con Mazón en Valencia y otros criticándolos. Feijóo sabe que si algún día quiere gobernar España va a necesitar no solo los apoyos de Vox sino también de otras fuerzas nacionalistas, como Junts o el PNV que difícilmente se lo darán, si Vox entra en el Gobierno.
Sin el apoyo de Vox, Mazón podría haber prorrogado los Presupuestos actuales, como presumiblemente haga también Pedro Sánchez al no contar con los apoyos de la Cámara para sacarlos adelante, pero Mazón buscaba algo más que aprobar unos presupuestos. Su supervivencia política, aún a costa de dañar la imagen del partido.
Vox que ha sido muy crítico con la gestión de la dana mantiene a Mazón en el cargo porque la alternativa de anticipar las elecciones, que es la opción que baraja la oposición, les dejaría probablemente, fuera del Gobierno autonómico y municipal. Entre lo malo y lo peor han optado por lo primero. Salvar a Mazón.
Feijóo nada entre dos aguas según la conveniencia del momento y eso al final pasa factura.