Cuando pensábamos que en pleno siglo XXI estás cosas no ocurrían, por desgracia, siguen pasando: Mi sobrina Paula encontró esta semana tirados en un contenedor de la basura unos gatitos recién nacidos. Por suerte, fueron rescatados y llevados a una protectora a la espera de que sean adoptados.

Hace unos días, también en Ontinyent aparecieron varios gatos envenenados. Una crueldad que se repite con bastante frecuencia. Gente desaprensiva y cobarde que echa veneno con el único fin de causar daño a unos animales indefensos.

Las protectoras están cada vez más saturadas y no pueden albergar más animales. Cada año se abandonan en España cerca de 300.000 animales entre perros y gatos. Tenemos el triste récord de ser el país donde más mascotas se abandonan de toda Europa y aunque la cifra se va reduciendo sigue siendo muy elevada.

La mayor cifra de abandonos coincide con la época estival, es decir, la vacaciones y la Navidad, donde las mascotas se convierten en un artículo de regalo más para los peques. Regalar un perro, un gato o cualquier otro animal exige mucha responsabilidad porque son animales vivos y no objetos que se puedan tirar cuando nos cansamos de ellos.

Aunque existe una mayor concienciación social, estamos muy lejos de las cifras de países de nuestro entorno como Holanda, con una legislación mucho más severa en cuanto al maltrato animal.

En España existe una Ley de Bienestar Animal, Ley Orgánica 3/23 de 28 de marzo que modificó a la anterior de 1995,  que fue aprobada después de suscitar mucha polémica, sobre todo, en el colectivo de cazadores que querían excluir a los perros de caza de la ley de Bienestar Animal.

Ha habido casos de personas que han sido condenadas por maltrato animal, pero en la mayoría de los casos no entran en la cárcel al no tener antecedentes penales y se resuelve con una mera sanción económica.