Los agricultores cerealistas están cabreados y con razón. Durante estos días se han manifestado a las puertas del Ministerio de Agricultura para que se atiendan sus reivindicaciones.

Campos de cereal en Fontanars dels Alforins (Foto: PS)

Con unas previsiones buenas de cosecha, tras unas campañas aciagas por la sequía, los precios no acompañan y muchos agricultores se van a ver obligados a vender a pérdidas, lo que hace inviable mantener la actividad.

Fontanars dels Alforins no es una zona cerealista, sin embargo este año debido a las condiciones meteorológicas favorables de lluvias, tras años de sequía, los agricultores se han animado a sembrar.

El cereal es un mercado muy especulativo donde solo los grandes intermediarios y mayoristas hacen negocio desde sus despachos.

Las importaciones masivas, fundamentalmente de Ucrania desde que comenzó la guerra con Rusia han distorsionado los precios en el mercado. Debido a la guerra con Rusia, la UE permitió en 2022 la entrada libre de aranceles para productos agrícolas ucranianos como medida de apoyo. Esto provocó una avalancha de importaciones, especialmente de trigo, maíz y cebada, lo que ha presionado a la baja los precios en los mercados europeos.

Desde las asociaciones agrarias piden una revisión de estos acuerdos y que se establezcan contingentes y ayudas directas a los agricultores por pérdidas de rentabilidad.

El sector cerealista es un sector estratégico, con algo más de 5 millones de hectáreas,  a pesar de que en los últimos años se han perdido miles de hectáreas. España es un importante importador de cereales, especialmente de trigo y maíz, destinados a la fabricación de piensos.

La combinación de precios ruinosos y costes de producción al alza están llevando al límite a muchos agricultores cerealistas.

Los agricultores no pueden seguir produciendo a pérdidas constantemente. Unos años por malas cosechas y otros porque se hunden los precios. Todo obedece a decisiones políticas donde el sector primario es uno de los grandes perjudicados.