EEUU ha cumplido su amenaza y ha bombardeado Irán. El empleo de la fuerza no es, desde luego, la mejor manera para que Irán vuelva a las conversaciones de paz sobre su programa nuclear.
El uso de la fuerza se ha impuesto de nuevo a la vía diplomática. Donald Trump se ha sumado a Israel para atacar las instalaciones nucleares del régimen islámico, solo unos días después de que lo hiciera Israel. Trump que, inicialmente había dado unas semanas de margen al régimen de Irán para que volviera a las conversaciones de paz ha tomado finalmente la decisión de bombardear las instalaciones nucleares iraníes.
EEUU está acostumbrado a quitar y poner presidentes a su antojo, como ha hecho en varios países de Latinoamérica o como hizo en Irak, bajo la mentira de las armas de destrucción masiva y es lo que quiere hacer ahora con el régimen islámico, utilizando el pretexto de las armas nucleares. La situación en Irak es bastante peor de lo que lo era bajo el mandato de Sadam Husein que vive ahora en una guerra civil permanente entre los diferentes grupos étnicos y religiosos.
A EEUU no le gusta el régimen teocrático de Irán de los ayatolás y por eso utiliza su capacidad militar para desestabilizar el país en busca de una revuelta civil que permita un cambio de régimen.
El riesgo de una extensión del conflicto a gran escala y las consecuencias económicas, sobre todo en el precio del petróleo, Irán es el sexto país exportador de petróleo de la OPEP, añaden más incertidumbre a un panorama mundial ciertamente complejo.
Veremos qué pasa con los aliados del régimen iraní como Rusia, China o Corea del Norte y si están dispuestos a involucrarse en la guerra, como ha hecho EEUU con Israel. Esto cambiaría obviamente la dimensión y el alcance del conflicto bélico.
La paz mundial vuelve a estar seriamente amenazada en un contexto geopolítico cada vez más difícil e inestable y donde organismos internacionales como la ONU que se crearon para preservar la paz y la seguridad, no sirven absolutamente para nada.
El régimen islámico de Irán no es precisamente una democracia ni modelo de país donde se respeten los derechos humanos, pero eso no justifica en modo alguno una agresión militar a un país soberano, como es Irán, quienes la última palabra la tienen, en todo caso, sus ciudadanos, pero no los misiles ni la injerencia de países terceros que lo único que buscan es desestabilizar la zona para controlar ellos la situación.