El PP ganaría las elecciones en la Comunidad Valenciana pese a perder apoyo popular, y podría gobernar gracias al ascenso de Vox. En la izquierda, la aritmética parlamentaria no da los números para reeditar el pacto del Botànic, pese a la subida de PSOE-PSPV y Compromís.
Las encuestas reflejan un trasvase claro de votos del PP a Vox, cercano al millón, lo que permitiría al PP conservar el poder a nivel autonómico, pese a perder cuatro escaños.
El partido de Santiago Abascal es el que más crece en número de votos, tanto en clave autonómica como nacional, y no ha sufrido el desgaste que sí han experimentado PP y PSOE.
Vox sigue haciendo oposición al PP, buscando posicionarse como alternativa dentro del bloque de centro-derecha. Podemos intentó el sorpasso con el PSOE y no le salió bien la jugada y ahora parece que Abascal quiere emular a la formación morada, tratando de aprovechar cualquier debilidad interna para ganar protagonismo político. El ultimo rifirrafe entre Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso, provocado por la negativa de la presidenta de la Comunidad de Madrid a cumplir la ley sobre el aborto, que obliga a crear un registro de los médicos objetores que se opongan a aplicar la interrupción voluntaria del embarazo, y desautorizada por el líder del PP, evidencia las tensiones internas y, en ocasiones, un doble liderazgo, que genera incertidumbre sobre quién manda realmente en Génova. Ayuso continúa desde la Asamblea de Madrid jugando a ser oposición a Pedro Sánchez. Cualquier ley o medida que provenga del Gobierno de Pedro Sánchez, sea buena o mala, o incluso en este caso que es simplemente cumplir con la ley, como sí hacen otras comunidades gobernadas por el PP, pone de manifiesto la diferencia entre el debate moral, con el que se puede estar o no de acuerdo, y más en un asunto tan sensible como el aborto y el debate legal, que no debería ser objeto de discusión.
A Vox le van bien las cosas sin entrar a formar parte de los gobiernos. Hacer oposición es más fácil que gobernar. La ruptura de los gobiernos autonómicos, entre ellos en Valencia, donde Vox tenía asumida la gestión de las emergencias, se vio acelerada por el reparto de menores inmigrantes que, todavía siguen hacinados en Canarias, sin que ningún gobierno del PP quiera hacerse cargo de ellos, alegando que los centros están desbordados, pese a que el Gobierno aprobó por ley su reparto.
Carlos Mazón, que no ha despejado las dudas sobre si volverá a ser el candidato en las próximas elecciones autonómicas y ha ligado su futuro político a la reconstrucción de las zonas afectadas por la dana, sigue acorralado políticamente. Las muestras de rechazo a su gestión por la dana con manifestaciones masivas pidiendo su dimisión, evidencian que gran parte de la ciudadanía cuestiona su capacidad de liderazgo en momentos de crisis, lo que podría perjudicar al partido en las próximas elecciones. En mi modesta opinión, sería un error que volviera a repetir como candidato.
Mientras tanto, Francisco Camps trata de aprovechar a esa debilidad postulándose como líder del PP, pese a no contar con el apoyo de Génova que, lo ve más como un lastre que como un revulsivo capaz de unir al partido.