Se cumplen nueve años de la entrada en vigor del Acuerdo Económico entre la Unión Europea y el África Meridional (Sudáfrica). Este acuerdo estableció una rebaja progresiva de los aranceles a los cítricos sudafricanos hasta su eliminación a partir de 2025.
Tal como denunciaba La Unió Llaudadora, Sudáfrica ha aumentado sus exportaciones con arancel cero a la Unión Europea, coincidiendo con el inicio de la campaña citrícola que comienza este mes de octubre. Las importaciones se han disparado un 24% en los meses de recolección. Una jugada que no es casualidad: mientras nuestros agricultores empiezan a recolectar, entran en los puertos toneladas de fruta extranjera vendida a precios con los que aquí es imposible competir.
ce unas semanas, una partida de estas naranjas, fue requisada en el puerto al detectarse la presencia de plagas. No es la primera vez que ocurre. Mientras a los agricultores europeos se nos exige cumplir con normativas fitosanitarias cada vez más estrictas —y caras—, se permite la entrada masiva de fruta de terceros países que no garantiza las mismas condiciones.
¿Dónde queda entonces la tan repetida “preferencia comunitaria”? ¿Para qué sirven las exigencias que nos imponen, si luego se permite reventar el mercado con producto tratado con materias activas prohibidas en la Unión Europea?
Las reglas comerciales no son iguales para todos. Los productores españoles están en una clara desventaja competitiva respecto a terceros países.
Los agricultores no estamos en contra del comercio internacional ni de la competencia, siempre que sea leal. Ahora mismo no lo es. Lo que no se puede tolerar es que se obligue al agricultor valenciano a producir con unos costes elevadísimos mientras se abre la puerta a fruta foránea que llega a mitad de precio porque no cumple las mismas reglas.
El consumidor debería ser consciente, a la hora de ir a comprar a la tienda o al supermercado, que lo barato no es siempre lo más saludable. Lo caro será no tener agricultores que recolecten nuestras propias naranjas. Con la seguridad alimentaria no debería jugarse.