El Consell se equivocó al eliminar el nombre de Ernest Lluch del Complejo Sanitario de Campanar. Poco después rectificó -e hizo bien en hacerlo-, y el centro de especialidades seguirá llevando el nombre del exministro de Sanidad del Gobierno de Felipe González, asesinado de dos tiros por la banda terrorista ETA en 2000.
Lluch se caracterizó por ser un hombre de paz, consenso y diálogo, que siempre defendió la fuerza de la palabra por encima de la violencia. En tiempos de polarización, como los que vivimos, hacen falta políticos de la talla de Ernest Lluch , capaces de tender puentes en lugar de destruirlos.
Su compromiso con la paz, la libertad y la democracia lo puso en el punto de mira de ETA, que representa precisamente todo lo contrario de lo que él defendía y encarnaba. Por eso lo asesinaron. Su lucha, como la de tantos otros que perdieron la vida por defender la democracia en este país, no puede quedar en el ostracismo.
El Gobierno del PP intentó borrar de un plumazo, por puro sectarismo ideológico, la memoria de quien fue un referente del diálogo y la convivencia, mientras mantiene el nombre de militares franquistas en calles y plazas.
Las razones ideológicas deberían quedar al margen a la hora de valorar el trabajo de políticos, escritores, poetas o gente de la cultura en general. El legado de una persona debe juzgarse por su aportación a la sociedad y no por sesgos ideológicos.
Pero en el caso de Ernest Lluch, además, de ser un buen político, se da la circunstancia de su terrible asesinato a manos de la banda terrorista ETA,como lo fueron también otros políticos como Miguel Ángel Blanco, Gregorio Ordóñez o Manuel Broseta. Al profesor Broseta, el Ayuntamiento de Valencia le dedicó una plaza muy cerca de donde fue asesinado. Sería impensable que un gobierno de otro calor eliminara el nombre de esa plaza, como han querido hacer con el complejo sanitario.
La memoria de estas personas, independientemente del partido en el que militaran, debe ser honrada con respeto y dignidad, no utilizada como arma arrojadiza ni sometida a disputas partidistas.
El ex presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig le dedica un artículo hoy en el Levante EMV, titulado “Nunca borrarán a Ernest”, cuya lectura recomiendo.