No hay palabras para describir el dolor y el sufrimiento de los familiares de las víctimas que perdieron a sus seres queridos el día de la dana. El periódico El País publica, al cumplirse un año de la tragedia, un exhaustivo reportaje sobre las 229 víctimas de la dana. Quiénes eran, dónde se encontraban aquel día y cómo murieron. Un reportaje escalofriante que revive la magnitud del desastre.
La manifestación celebrada ayer en Valenciana fue la duodécima desde aquel fatídico día y también la más numerosa con más de 50.000 personas recorriendo las calles de Valencia. Con fotografías de los fallecidos y gritos de ¡Mazón, dimisión!, el pueblo valenciano no olvida a quienes ese día tenían la obligación de estar al frente de sus responsabilidades y no estuvieron.
Los desgarradores testimonios de los familiares de los fallecidos, algunos de los cuales perdieron a varios miembros de su familia ahogados, como es el caso de Ernesto, que perdió a su hermana y su sobrina cuando su coche fue arrastrado por el agua mientras intentaban llegar a su trabajo en Cheste; esta última sigue desaparecida, conmueven a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad. Sensibilidad que tampoco ha demostrado el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, al negarse a reunirse con los familiares de las víctimas, salvo aquel paripé que montó a las puertas del Palau, limitándose a recibir en el vestíbulo a un par de personas que se encontraban manifestándose en las puertas del Palau, como recogieron las cámaras de televisión que estaban siguiendo la noticia.
La comparecencia de Maribel Villaplana que ha sido citada a declarar ante la jueza a instancias de la Audiencia Provincial, podría despejar muchos interrogantes sobre la actuación de Carlos Mazón aquella tarde.
En relación con la comida en El Ventorro, Mazón ha ofrecido diferentes versiones. Desde afirmar que no tenía cobertura hasta asegurar que habló con algunos alcaldes. Unas afirmaciones que se han ido desmontando una a una a medida que se han conocido nuevas pruebas, como los audios y videos en los que se le ve entrando al Cecopi pasadas las ocho de la noche, con el rostro bastante desencajado.
Mazón, que se ha negado a dimitir pese a que el 82% de los valencianos considera que debería haberlo hecho, según una encuesta del periódico Levante EMV, continúa derivando las responsabilidades al Gobierno central y no asumiendo ninguna, pese a ser el presidente de la Generalitat, y, por tanto, la máxima autoridad del gobierno valenciano, a quien correspondían las labores de emergencia.
Políticamente, Mazón está amortizado, pero sigue aferrado al cargo pese a las numerosas protestas sociales que reclaman su dimisión y la convocatoria de elecciones. Un escenario que parece poco probable que se produzca, salvo que el testimonio de Maribel Villaplana arroje algo de luz sobre lo ocurrido aquella tarde en El Ventorro y la jueza encuentre indicios suficientes para sentarlo en el banquillo de los acusados.
La condición de aforado del presidente de la Generalitat, que se ha negado a comparecer voluntariamente en calidad de testigo, tal como le ha solicitado la jueza que instruye el caso, refuerza la sensación de impunidad que perciben los familiares de las víctimas.