Tras la dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat, corresponde a PP y Vox alcanzar un acuerdo para presentar un candidato de consenso que lo sustituya. En caso contrario, el escenario llevaría a una convocatoria de elecciones anticipadas, algo que lleva reclamando la oposición.
El Partido Popular atraviesa un momento delicado en su relación con Vox, especialmente después de recientes desencuentros entre Alberto Núñez Feijóo y la dirección del partido de Abascal. La posición de Feijóo respecto a Vox tampoco ha mostrado una línea clara y estable. Mientas que en ocasiones defiende la necesidad de marcar distancias con el partido de Abascal, en otras recupera elementos de su discurso político sobre todo en materia de inmigración. lo que genera cierta ambigüedad en la estrategia del PP a nivel nacional y desconcierto entre los votantes.
El PP no lo tiene fácil con Vox tras los últimos desplantes de Alberto Núñez Feijóo por lo que el escenario de un adelanto electoral no es nada descartable, teniendo en cuenta que Vox es el partido que más crece en todas las encuestas a costa de un PP afectado por el desgaste de la gestión de la dana.
Abascal ha sido tajante: “Programa, programa, programa”, como decía Julio Anguita. El PP de Mazón ha cedido a buena parte de las exigencias de Vox durante los dos años de legislatura. Conviene recordar que Vox abandonó los gobiernos autonómicos tras una decisión salomónica de su líder, Santiago Abascal, una medida que no recibió el respaldo unánime de su cúpula.
Existe, no obstante, una tercera opción menos probable para que el PP no tenga que contar con el apoyo de Vox y es que el PSOE-PSPV se abstenga en la votación del candidato propuesto por el l PP. Con ello, los populares podrían gobernar sin el apoyo de Vox, lo cual reforzaría el discurso socialista en favor de un “cordón sanitario” para que no gobierne la ultraderecha. Ahora, el PSOE-PSPV tiene una oportunidad para demostrar coherencia con su discurso, respaldado la investidura del partido que ganó las elecciones autonómicas de mayo de 2023. Sería un gesto de que lo que dicen lo llevan a la práctica. Cabe recordar que, tras la DANA, los socialistas llegaron a anunciar su disposición a apoyar los Presupuestos de la Generalitat para que el PP no dependiera de Vox. Sin embargo, aquella oferta se diluyó a los pocos días, después de las distintas versiones que el entonces presidente de la Generalitat ofreció durante la tarde del 29-O.
Con la dimisión de Mazón, el tablero político vuelve a reordenarse y todas las opciones están abiertas. El PP necesita a Vox para mantener el gobierno, pero el clima de desconfianza entre ambas formaciones complica el acuerdo. Vox, por su parte, se siente reforzado por las encuestas y exige un cumplimiento estricto del pacto programático, mientras mantiene la presión sobre los populares.
En este contexto, el PSPV-PSOE deberá decidir si se mantiene firme en su discurso de contención a la extrema derecha o si facilita la gobernabilidad del ganador de las elecciones de 2023 mediante una abstención estratégica. La responsabilidad y el coste político de cada movimiento serán determinantes en un momento clave para la estabilidad de la Generalitat.
En las quinielas que hacemos quienes seguimos la actualidad política, me inclino, aunque resulte arriesgado afirmarlo,por un adelanto electoral. En la cabeza de Abascal está dar el “sorpasso” al PP. Incluso en ese escenario, PP y Vox tendrán que entenderse para formar gobierno. Se mire por donde se mire, PP y Vox están condenados a entenderse, ya sea ahora o después de pasar nuevamente por las urnas.