Más de 242 millones de personas en todo el mundo ya la sufren. De hecho, es la enfermedad articular más frecuente en España según los últimos datos de la Sociedad Española de Reumatología. Así, la artrosis es una enfermedad crónica que afecta a las articulaciones y que se localiza, principalmente, en manos, rodillas, cadera y columna vertebral.

El 73 % de las personas mayores de 50 años padece algún tipo de dolencia articular o muestra signos radiológicos de artrosis, como establece la Organización Mundial de la Salud (OMS). De ese porcentaje, la sintomatología está presente hasta en un 60 % de los hombres, mientras que la incidencia en mujeres que superan la barrera de los 65 años es más elevada y se sitúa en un 70 %.

Y es que, aunque socialmente está concebida como una enfermedad asociada a la vejez, la artrosis es una patología muy compleja. La Fundación Internacional de la Artrosis (OAFI) la considera una enfermedad grave que "constituye el mayor reto para los sistemas sanitarios de este siglo a nivel mundial".

¿Qué es la artrosis y cuáles son sus síntomas?

Todas las articulaciones del cuerpo están unidas por un tejido conectivo llamado cartílago. Este protege los huesos ante el roce que sufren al ejecutar movimientos, por lo que es un elemento indispensable como agente amortiguador para el buen funcionamiento de las articulaciones.

Cuando el cartílago se desgasta, el hueso reacciona deformando la articulación al crecer formando osteofitos. Un proceso doloroso que dificulta el movimiento que cuenta con factores que lo acentúan.

Pese a que se desconocen las causas específicas que producen esta enfermedad, sí existen condicionantes que la producen. La edad es una de ellas, pues la patología incide de forma exponencial en personas que superan los 50 años, y de forma significativa en mujeres de edad post-menopáusica, por lo que el sexo es otro condicionante. Además, la ejecución de movimientos repetitivos puede llegar a ocasionar sobrecarga articular. En este sentido, la actividad laboral y la elevada actividad física son factores influyentes. Del mismo modo, la obesidad o los hábitos de vida sedentarios pueden agravar la enfermedad en articulaciones como las rodillas y acentuar el deterioro natural o la aparición de dolencias relacionadas con las articulaciones que cursen con dolor e inflamación. En algunos casos este proceso se acelera si se ha sufrido previamente una lesión grave.

Por lo que respecta a los síntomas, su manifestación es variada y progresiva. No obstante, los indicios más frecuentes son el dolor de las articulaciones dañadas, la limitación del movimiento, el derrame articular en los casos más graves y los crujidos. Además, la patología también manifiesta dolor en la zona afectada.

Tratamientos y prevención

La reducción de la sensación de dolor es uno de los aspectos claves en los supuestos de enfermedades degenerativas como la artrosis, pues posibilitaría que el paciente pudiese vivir sin ningún tipo de limitación.

Como medidas preventivas, los especialistas recomiendan evitar los factores que favorecen su aparición, como adoptar una dieta saludable o utilizar un calzado adecuado, entre otros. Además, con la supervisión de un fisioterapeuta, los pacientes pueden ejercitar la articulación dañada mediante una tabla personalizada y adaptada a la lesión, así como someterse a un tratamiento farmacológico a través de medicamentos condroprotectores, antiinflamatorios o analgésicos.

Las cirugías son otra alternativa para el tratamiento de la artrosis. Según un estudio realizado en España y publicado por el Journal of Translational Medicine, "el empleo de diversos grupos celulares, como las células madre, en casos de artrosis u otras dolencias articulares es un procedimiento seguro y eficaz que mejora el estado clínico y funcional de los pacientes con patologías articulares a corto y largo plazo".

Medicina regenerativa

En este sentido, los avances realizados por el equipo de expertos, médicos e investigadores de las Clínicas Cres permite "reducir la inflamación de la zona tratada", afirma el doctor Carlos Jarabo. "Esta se recupera de forma evidente, reduciendo hasta en un 75 % el dolor y obteniendo una gran mejoría el movimiento". Así, la medicina regenerativa consigue mejorar la funcionalidad de la articulación con la ventaja de imposibilitar el rechazo al emplear el propio material biológico del paciente.

Infiltración realizada en las Clínicas Cres

Tanto las lesiones agudas como las crónicas, con independencia del tipo de cartílago afectado, pueden tratarse mediante esta técnica. La premura en la iniciación del tratamiento es clave, pues evitaría que la lesión condral continúe siendo sintomática y que una lesión de grosor parcial, por pequeña que sea, pueda convertirse en otra de espesor total o favorecer la formación de un fragmento libre de cartílago articular.

Dichos tratamientos, como puntualiza Jarabo, "no son solo útiles en patologías de desgaste articular debido a la edad o la artrosis", sino que también pueden emplearse en lesiones producidas por la práctica deportiva, como el fútbol.

Rodilla, la articulación más dañada

Las lesiones del cartílago articular suelen producirse como consecuencia de un traumatismo agudo o microtraumatismos de repetición. Estas lesiones, aunque raras, aparecen asociadas a lesiones de otras estructuras como los ligamentos o meniscos en el caso de la rodilla. Además, suponen un reto clínico, pues su curación no se produce de forma espontánea.

Para más información, pueden contactar con las Clínicas Cres a través del teléfono 963 51 61 99 o de su página web.