«¿Para qué voy a reciclar si luego lo mezclan todo en el camión de la basura?» «Eso es obligación de las empresas, yo no tengo por qué hacerlo». «Es que si me pongo a reciclar voy a tener que sacar la mesa de la casa para llenarla de cubos de la basura». Son algunas de las excusas que ponen los que, aunque afortunadamente cada vez son menos, todavía no reciclan. En las siguientes líneas se tratará de desmontar algunos de esos mitos falsos sobre el reciclaje que todavía transitan en nuestra sociedad y que no hacen más que dificultar el desarrollo de una economía circular eficiente en la que no se derrochen esfuerzos y que permita cuidar nuestro medio ambiente.

Una de esas evasivas hacia el reciclaje se basa en que «es una tarea de las empresas y de las administraciones». Sin embargo, para que éstas puedan actuar es necesaria la colaboración de toda la sociedad. Es cierto que las empresas son las encargadas de costear el sistema de reciclaje de los contenedores amarillos, azules y verdes. De hecho, estas compañías, a través del Punto Verde -el símbolo ambiental con dos flechas circulares que se puede encontrar en los envases-, se responsabilizan de que esos recipientes que ponen en el mercado sean gestionados correctamente para darles una segunda vida. De esta gestión se encargan Ecoembes -contenedor amarillo y azul- y Ecovidrio -el verde-, organizaciones sin ánimo de lucro que nacieron hace 20 años para asegurar que los envases puestos en el mercados sean correctamente reciclados.

Sin embargo, para que puedan funcionar adecuadamente es necesaria la colaboración de los ciudadanos, que pueden separar los residuos según su tipología ya desde su hogar y depositarlos en los contenedores correspondientes: en la Comunitat Valenciana, actualmente, hay 20.640 amarillos y 19.113 azules disponibles las 24 horas durante todos los días del año. «Hay que concienciar y educar a los ciudadanos para que reciclen. Cualquier pequeño gesto que hagamos va a contribuir al cuidado de nuestro planeta o entorno, y uno de esos hábitos es la reutilización o el reciclado de envases», sugiere Vicente Inglada, secretario general de la Unión de Consumidores.

¿Falta de espacio y tiempo?

«Pero es que no tengo espacio en casa ni tiempo para reciclar». Se trata de otra de las excusas más recurrentes entre los que se resisten a reciclar. Sin embargo, separar los envases correctamente para que puedan ser reciclados es un gesto muy sencillo que tan solo lleva unos segundos. Lo esencial es saber qué debe ir a cada contenedor y habituarse a distinguir entre unos residuos y otros de forma automática.

En cuanto al espacio que se puede ocupar en casa, ni siquiera es necesario tener todo tipo de cubos en el hogar. Así, por ejemplo, se pueden usar bolsas que se van rellenando para luego llevarlas al contenedor. Incluso en el caso del material del contenedor azul, se pueden aprovechar las bolsas de papel y tirarlas directamente, una vez llenas, en el depósito habilitado para ello.

«Si solo yo reciclo no cambia nada»

Otra de las falsas creencias es que lo que hace una sola persona no sirve de nada. Cada pequeño granito de arena que se aporte en pos del reciclaje puede suponer una gran ayuda al cuidado de nuestro entorno. Todo gesto cuenta, incluso uno tan sencillo como separar los envases antes de tirarlos al contenedor. Y buena parte de los ciudadanos de España ya son conscientes de ello. De hecho, según Ecoembes, ya son 37 millones de personas las que aseguran que separan los envases para su posterior reciclaje.

A nivel autonómico, cada valenciano separó en 2018 una media de 10,6 kilos de envases en el contenedor amarillo, lo que supuso un aumento del 14 % respecto al año anterior. En el caso del contenedor azul, cada ciudadano separó 13,3 kilos de envases de papel y cartón, lo que supuso un 13 % más que en 2017. En total, en la Comunitat Valenciana se reciclaron 167.755 toneladas de envases durante el año 2018. Cada una de esas toneladas es producto de la suma de millones de granitos de arena aportados por cada ciudadano.

Esta aportación individual, además, contribuye a conseguir un aire más limpio y a evitar el consumo de agua y energía. Se calcula que, gracias al reciclaje del conjunto nacional, se evitó la emisión de 1,6 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera solo en 2018.

La leyenda urbana del camión de basura

Una de las leyendas urbanas más extendida respecto al reciclaje es que los camiones de basura juntan en un mismo recipiente los residuos de los distintos contenedores de reciclaje. Sin embargo, esa creencia es totalmente falsa. «La gente debe tener claro que hay un camino diferente para los residuos del contenedor azul como el cartón y los del amarillo como son los envases. Tienen rutas diferentes, tanto en origen como en su fin. De hecho, los tratan gestores especializados distintos y van al final a plantas completamente diferentes», explica Alberto Bleda, delegado de Servicios Urbanos de Urbaser en Alicante.

Los servicios de recogida, gestionados por los ayuntamientos de cada localidad, son los encargados de llevar esa basura a la planta de selección para su separación y posterior tratamiento. En la gran mayoría de ciudades hay rutas de recogida con camiones habilitados exclusivamente para cada uno de los contenedores. Sin embargo, hay otros municipios en los que un mismo camión recoge los residuos de varios contenedores. Ahí se encuentra el origen de esta leyenda urbana, pero estos vehículos mantienen los desechos de cada contenedor separados, ya que tienen en su interior dos compartimentos. Los conductores, a través de sensores y cámaras, saben cuál es el habitáculo adecuado para cada contenedor.

Aún así, si cualquier ciudadano observa o sospecha de una mala práctica en este sentido, puede avisar a su ayuntamiento para que esté al tanto de ello y, si procede, tome las medidas oportunas para que el servicio funcione correctamente.

¿Qué se hace con lo que se recicla?

Otra de las preguntas que se hacen muchos ciudadanos es sobre qué ocurre con lo que se ha reciclado. ¿Vuelve a nuestras manos de alguna manera? La realidad es que, tras pasar por las plantas de selección y tratamiento, estos materiales acaban transformándose en materia prima para fabricar nuevos productos. «Es importante dar valor al reciclado y a lo que se hace luego con ese residuo», insiste Bleda. Muchos de los objetos que utilizamos en nuestro día a día han sido realizados con material reciclado, aunque no seamos conscientes de ello: desde tuberías de PVC hasta gomas de regadío, aislantes térmicos, mobiliario urbano o fibra textil presente en abrigos, camisetas para realizar deporte o incluso un forro polar.