Ha transcurrido poco más de un año desde que la bodega Clos de Lôm presentase su proyecto enológico con cuatro vinos que no han dejado indiferentes a nadie. Durante este tiempo, la bodega ha visto como los prescriptores y la prensa especializada han avalado con sus comentarios el nivel de unos vinos que marcan el camino a seguir de una compañía vinculada a la viticultura desde hace dos siglos, cuando S. Lupuy de Lôme -antepasado francés de la familia Serratosa Caturla que llegó a Valencia atraído por el comercio de la seda- se enamoró de una finca en Fontanars, y decidió dejar crecer allí sus raíces. De aquellas raíces brotan ahora unos vinos de carácter mediterráneo, con personalidad propia y unos parámetros de calidad muy por encima de la media.

Durante décadas la familia se ha centrado en el viñedo -una finca de unas trescientas hectáreas dividida en 55 parcelas, cada una trazada en función del tipo de suelo, la altitud y la variedad que mejor se adapta-, siempre de la mano del enólogo Pablo Ossorio, que ha puesto toda su experiencia y buen hacer en interpretar cada palmo de viñedo para extraer de cada cepa toda su esencia.

El punto de partida de esta bodega valenciana han sido cuatro vinos ‘de finca’ monovarietales: un blanco elaborado con uvas de Malvasía, un rosado hecho con la variedad Monastrell, y dos tintos -uno de Garnacha y otro de Tempranillo-. Esta primera añada ha supuesto un éxito sin precedentes para la compañía. Más allá de la gran aceptación que han tenido entre los consumidores, los Clos de Lôm han inscrito su nombre en el palmarés de los principales concursos de todo el mundo, como es el caso del vino blanco, que en el pasado 2019 obtuvo entre otros reconocimientos las medallas de oro en los concursos internacionales Bacchus, Mundus Vini, Challenge International de Burdeos y Asia Wine Trophy.

Además, guías de prestigio como la Peñín o la SEVI han tildado de sobresaliente los vinos que la bodega lanzó en 2019, mientras que comunidades de aficionados al mundo del vino como Verema la han nominado a los premios de mejor bodega del año y vino revelación por el Clos de Lôm tinto Garnacha.

Pero como sucede con la naturaleza, el campo no ha parado pese a los reconocimientos y continúa abriéndose paso una campaña más para dar lo mejor de sí. Al mismo tiempo, en bodega terminan de afinarse los vinos de finca de la segunda añada, que promete mayores éxitos que la primera. Y por si fuese poco, la bodega prepara dos novedades para los próximos meses -las fechas de las presentaciones todavía no están confirmadas y dependerán de la evolución de la desescalada de esta crisis sanitaria-, un nuevo vino tinto de guarda -que en palabras del enólogo Pablo Ossorio marcará un antes y un después en el sector- y un aceite de oliva virgen extra elaborado con aceitunas de la variedad Arbequina cultivada en la propia finca.