La pérdida de un ser querido se convierte en un mal trago que, irremediablemente, se debe pasar en algún momento de la vida. Ocurre no solo con las personas, sino también con nuestros otros compañeros: los animales. Las mascotas son un miembro más de la familia, se las ama como a cualquier persona, se sufre con ellas y se padece con sus problemas y enfermedades. Forman parte de esos momentos que siempre quedan en el recuerdo. Pero, ¿qué pasa cuando fallecen?

Desde los antiguos sarcófagos romanos hasta los actuales ataúdes biodegradables, los servicios funerarios se han mantenido como una constante a través de los años adaptándose a las demandas sociales. Y es que, “la muerte”, como afirmó Rabindranath Tagore, poeta bengalí que recibió el Premio Nobel de Literatura en el año 1913, “canta noche y día su canción sin fin”. Bajo la creencia de que la muerte era un tránsito y no un final, proporcionar un sepulcro a los fallecidos resultaba fundamental en la Época Clásica. Del mismo modo, estos se cubrían de flores para restar infelicidad al difunto, una práctica que todavía perdura. En la actualidad, las empresas funerarias para mascotas de València ofrecen múltiples servicios que aminoran el dolor de la ausencia al dignificar el proceso de despedida de nuestras mascotas. Las opciones son numerosas y dan respuesta a todas las economías y voluntades.

Así, los clientes tienen a su alcance un amplio abanico de servicios personalizados que van desde velatorios hasta cementerios exclusivos o incineraciones ecológicas.

Un recuerdo eterno

La muerte de una mascota supone un duro golpe para sus compañeros de vida. No obstante, aunque esta se vaya, su recuerdo perdura para siempre. Más si existen procesos de despedida que permiten dignificar la partida y brindar un momento íntimo en el que poder decir adiós.

València cuenta, para este respecto, con múltiples empresas dedicadas a los animales, como las funerarias. Uno de los servicios más destacados es la incineración, un proceso de cremación obligatorio en España y cuyo precio oscila en función de si se opta por cremaciones colectivas o individuales, así como de si el dueño del animal prefiere conservar las cenizas o depositarlas en un cementerio de animales. Además, para humanizar el proceso las familias pueden solicitar hacer uso de las salas de velatorio.

Otra alternativa son los cementerios de mascotas, camposantos específicos en los que rendir homenaje a tan especiales seres vivos mediante lápidas conmemorativas, pequeñas estatuas o ramos florales.

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