¿Cuántas veces después de una gran comida con familia o amigos hemos pasado una tarde de perros con ardor en la boca del estómago, acidez estomacal…?

Pues aunque tener esas sensaciones de vez en cuando es normal, si algunas de estas molestias se convierten en algo habitual no deberíamos dejarlo pasar. Podríamos tener «esófago de Barrett».

Tal y como explica la doctora Susana Jiménez Contreras, especialista en aparato digestivo, el esófago es un «tubo» que conecta la boca con el estómago, y esta patología se produce cuando «las células normales de la mucosa del esófago (llamadas células escamosas) son reemplazadas por una estirpe celular diferente (llamadas células intestinales)».

Y es que cuando tenemos reflujo (los jugos gástricos y duodenales suben hacia el esófago) de forma habitual y continua, se daña la mucosa que cubre este tubo que lleva los alimentos a nuestro estómago. Y, como explica la especialista:

  • «Curiosamente, las células intestinales son más resistentes al ácido que las células escamosas propias del esófago, y se supone que es por esta razón por la que se desarrollan estas células, con el objetivo de proteger al esófago de la exposición al ácido. El problema es que las células intestinales tienen riesgo de transformarse en células malignas».

Según algunas estimaciones, en España tienen Esófago de Barrett unas 2.500.000 personas, aunque apenas unas 400.00 están diagnosticadas.

Síntomas del esófago de Barrett

«El esófago de Barrett no provoca síntomas por sí mismo», según señala la doctora Jiménez.

De hecho, la mayoría de los diagnósticos se producen en pacientes que presentan síntomas de la «enfermedad por reflujo gastroesofágico, que provoca ardor, regurgitación del contenido gástrico y, menos frecuentemente, disfagia».

Cuando estas molestias se prolongan en el tiempo y dejan de ser una cuestión puntual, lo más conveniente es acudir a un especialista que determinará ante qué problema estamos.

Y para llegar al diagnóstico es imprescindible la realización de una gastroscopia, para poder ver el interior del esófago y del estómago a través de una cámara. Durante esta prueba, el especialista también puede tomar muestras de la zona para realizar una biopsia, que será la prueba definitiva de la presencia de la enfermedad.

Esófago de Barret , una dolencia con más de 2 millones de españoles sin diagnosticar

Factores de riesgo

Cualquiera puede padecer esta patología digestiva, pero la especialista de la Fundación Española del Aparato Digestivo señala algunos factores que nos pueden hacer más o menos proclives a desarrollar "Esófago de Barrett".

  • Edad: esta patología es muy típica entre personas de mediana y avanzada edad. La media de edad de los pacientes en el momento de ser diagnosticados es de 55 años.
  • Sexo: los hombres son más proclives a padecer esta patología digestiva.
  • Raza: curiosamente la población asiática y africana son menos susceptibles a su desarrollo. Es una enfermedad más propia de la raza blanca.
  • Tabaco: se ha observado una mayor prevalencia en fumadores que en no fumadores.

Tratamientos

Cuando hablamos de cómo tratar esta patología, en general nos centramos en minimizar las molestias relacionadas con el reflujo y el ardor de estómago. De esta manera, liberamos también la exposición de las células del esófago a los ácidos gástricos y la bilis.

Pero hay cuatro pilares en el tratamiento:

  • Cambios en el estilo de vida (nada de alcohol ni tabaco) y mejora de la alimentación.
  • Uso de fármacos, en concreto los inhibidores de bomba de protones que son los famosos protectores de estómago.
  • Seguimiento continuo de la enfermedad mediante la realización de endoscopias y biopsias con las que obtener información de las células de la mucosa esofágica.
  • Tratamientos quirúrgicos con radiofrecuencia o mucosectomía.

¿Puede provocar cáncer de esófago?

El doctor Francisco García Fernández explica que «el riesgo de que un paciente con "Esófago de Barrett" desarrolle un cáncer de esófago es bastante bajo, aproximadamente un 0.5% por año, por lo que no debe ser un motivo de alarma».

Pero por muy bajo que sea el riesgo, y aunque solo «en un número muy pequeño de pacientes, los cambios en las células del esófago pueden convertirse en cáncer», es importamnte realizar un seguimiento pormenorizado de esta patología.

Acudir regularmente al especialista en aparato digestivo permitirá buscar células que comiencen a tener cambios anormales. Y detectar estas anomalías a tiempo permitirá prevenir el desarrollo de tumores en esta zona de nuestro sistema digestivo.