Es de sobra conocida la influencia negativa del tabaco en enfermedades no transmisibles, tales como, enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes o las patologías respiratorias como, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

De hecho, se estima que alrededor de 16 millones de personas mueren prematuramente como consecuencia de estas patologías, en las que fumar supone un factor muy importante a la hora de un fatal desenlace.

De lo que probablemente no seamos tan conscientes es que este mal hábito puede provocar la aparición de algunas enfermedades reumáticas, como la artritis reumatoide, la osteoporosis o el lupus.

Y es que tal y como aseguran desde la Sociedad Española de Reumatología, «cuando fumas, tus huesos lo notan, aunque tu no lo veas».

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El 22% de la población en España afirma fumar a diario, el 2% es fumador ocasional, mientras que el 25% se declara exfumador.

Además, Europa es la región del mundo que avanza más lentamente en la reducción del consumo de tabaco, sobre todo entre las mujeres.

Pero ¿Cómo afecta el tabaco a nuestros huesos? Pues según señala el doctor José Luis Andréu, presidente de la Sociedad Española de Reumatología (SER), «el tabaquismo aumenta el riesgo de sufrir enfermedades reumáticas y autoinmunes sistémicas como osteoporosis, artritis reumatoide (AR), lupus o uveítis».

Además, fumar favorece que progresen las espondiloartritis; agrava la fibromialgia; e incrementa significativamente el riesgo de que los pacientes con enfermedades reumáticas sufran enfermedades cardiovasculares.

Repasemos como fumar influye en las principales patologías reumáticas. Si hablamos de la osteoporosis (disminución de la densidad de masa mineral ósea) el tabaco reduce la absorción del calcio en la dieta, necesario para la mineralización del hueso, por lo que los fumadores desarrollan huesos más frágiles.

En cuanto a la uveítis, inflamación de la capa media del ojo enfermedad responsable del 10% de las pérdidas de visión, la composición de un cigarrillo incluye radicales libres que pueden llevar a la inflamación vascular o al desarrollo de enfermedades sistémicas, dos de los desencadenantes de esta patología.

Y si hablamos de la artritis reumatoide, se ha demostrado que el tabaco multiplica por 4 el riesgo de padecerla. No sólo eso, sino que los hijos de pacientes con artritis reumatoide que fumen tienen 10 veces más riesgo de padecerla.

Asimismo, se ha observado que los pacientes fumadores con espondiloartritis presentan más lesiones en sus radiografías de columna que los que no fuman.

En otras enfermedades reumáticas de carácter inflamatorio como es el lupus eritematoso sistémico (LES) parece que también el tabaco es un factor relevante en el incremento del riesgo de padecer la enfermedad.

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Pero la adicción al tabaco no solamente provoca y agrava las enfermedades reumáticas, sino que también interfiere en la eficacia de los tratamientos aplicados a estas patologías.

Así, los pacientes con artritis fumadores suelen tener una peor respuesta a los tratamientos antirreumáticos, así como una mayor frecuencia de manifestaciones de la enfermedad en zonas del cuerpo distintas a las articulaciones.

Todos estos riesgos se incrementan de forma significativa en función de los años que se lleve fumando y el número de cigarrillos diarios.

Aprovechando el final del año, momento de buenos propósitos para el próximo cambio de año, desde la Fundación Española de Reumatología (FER) han puesto en marcha una campaña para decir adiós al tabaco, bajo el lema «Por tus huesos, no fumes».