Hoy, 24 de mayo, es el Día Nacional de la Epilepsia, una de las enfermedades neurológicas más comunes y que, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), padecen unas 400.000 personas en España. Pero además de su elevada prevalencia, es una enfermedad que conlleva una alta morbilidad, deterioro en la calidad de vida y estigma social.

No es una patología menor. Según los expertos, la epilepsia es la segunda patología neurológica en años de vida potencialmente perdidos o vividos con discapacidad.

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Porque, a pesar de que dispone de tratamiento, la expectativa de vida de los pacientes con epilepsia se ve reducida entre 2 y 10 años, su tasa de mortalidad es entre 2 y 3 veces mayor que la de la población general y el 60% de los pacientes asocian trastornos psiquiátricos, neurológicos o intelectuales.

En definitiva, estamos hablando de una enfermedad que tiene un alto impacto socio-sanitario. Y es que, solo en Europa, y teniendo en cuenta que afectaría a unos 6 millones de habitantes, el coste supera los 20 billones de euros al año.

La epilepsia puede aparecer a cualquier edad, sin embargo, son los niños y las personas mayores lo más afectados. De hecho, es el trastorno neurológico más frecuentes entre los más pequeños.

Y a pesar de que cada año se diagnostican unos 20.000 nuevos casos en España, aún hay un porcentaje importante de pacientes sin diagnosticar. Los neurólogos calculan que la demora en el diagnóstico de la epilepsia puede alcanzar los 10 años.

Existen otros síntomas propios de las crisis epilépticas muy habituales, como «la desconexión del entorno, experimentar movimientos anormales en alguna parte del cuerpo o presentar falta de respuesta a los estímulos, que no siempre se relacionan con esta enfermedad, lo que hace que hasta un 25% de las crisis pueden pasar inadvertidas tanto por los pacientes como por sus familiares», advierte el especialista en neurología.

«Por lo tanto, eliminar esta visión simplista de la enfermedad, es el primer paso para mejorar los tiempos de diagnóstico», concluye.

Otro de los problemas que acarrea la epilepsia es que el número de diagnósticos falsos positivos en esta enfermedad es bastante alto y que podría llegar hasta al 18% de los casos.

Los tratamientos funcionan

«Con un correcto diagnóstico y seguimiento de los pacientes, en más de un 70% de los casos se consigue controlar la enfermedad gracias al tratamiento farmacológico existente» comenta el doctor Poza.

Sin embargo, y a pesar de que en los últimos años se ha producido un importante incremento de las opciones terapéuticas para tratar la epilepsia, aún existe un 25% de personas que padecen epilepsia que no responden a los tratamientos disponibles.

Covid-19 y epilepsia

La pandemia causada por la Covid-19 también ha tenido impacto en los pacientes con epilepsia. Algunos estudios que se presentaron en la última Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología apuntan a que, al menos durante los primeros meses de la pandemia, casi el 30% de los pacientes españoles experimentaron un aumento de la frecuencia de sus crisis.

Entre las causas de este incremento los estudios señalan a que casi un 50% de las personas que padecen epilepsia reconocieron haber estado más ansiosos o deprimidos y un 43% haber tenido problemas de sueño.

Y es que tanto el estado anímico, como la falta de sueño, son factores de riesgo para el aumento de la frecuencia de crisis epilépticas. Algo que también puede explicar datos de otros estudios españoles que apuntan a que, y también al menos durante los primeros meses de pandemia, aumentó el número de personas que experimentó su primera crisis.

Por otra parte, también en la Reunión Anual de la SEN se presentaron datos que señalan que los pacientes que acudieron a Urgencias con estado epiléptico durante este periodo tuvieron un peor pronóstico, quizás por el miedo y por retrasos a la hora de acudir a los centros hospitalarios.

De hecho, dos de cada diez pacientes con epilepsia aseguran haber evitado las urgencias en el último año, a pesar de que las crisis epilépticas suponen el 1% de las consultas en los Servicios de Urgencias y el 15% de las urgencias neurológicas. La epilepsia es, tras el ictus, la segunda causa más frecuente de atención neurológica en Urgencias.

«Lo que parece claro es que la pandemia Covid-19 ha tenido y tiene efectos colaterales sobre el control de crisis y que aspectos como padecer epilepsia tumoral, epilepsia farmacorresistente, problemas de insomnio o ansiedad, suponen mayor riesgo para el aumento de la frecuencia de crisis», detalla el doctor Poza.

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Por eso, subraya el neurólogo la necesidad de «potenciar la actividad física, mejorar la higiene del sueño y asegurar un correcto seguimiento por parte del médico, ya sea vía telefónica o presencial, a estos pacientes puede ayudar a minimizar el riesgo.

Finalmente hay que señalar que padecer Covid-19 puede asociarse a que pacientes predispuestos a esta patología sufran crisis epilépticas. De hecho, más de un 11% de los casos introducidos por los neurólogos españoles en el Registro Covid-19 de la SEN corresponden a casos de pacientes infectados que sufrieron crisis epilépticas y el 84% de los neurólogos informantes atribuyeron una causalidad probable de estas crisis a la infección por SARS-CoV-2, bien por afectación primaria, o secundaria debida a una complicación producida por el virus.

Vacuna contra la COVID-19 y Epilepsia

Por último, y ante la necesidad de terminar cuanto antes con la pandemia, los neurólogos recuerdan que «actualmente, no existe evidencia de que la vacuna por sí misma induzca o desencadene crisis epilépticas y no hay contraindicación específica para recibir la vacuna por el hecho de tener epilepsia o tomar fármacos antiepilépticos».

Además, desde la SEN también explican que, de forma general y como reacción a cualquier vacuna, ésta puede producir síntomas comunes de resfriado o fiebre y que en algunos pacientes, sobre todo en niños, la fiebre puede facilitar la aparición de crisis epilépticas.

Ante estos casos se deben tomar las medicinas habituales para la fiebre y, en caso de duda, consultar a su médico.