Con tan solo 10 meses de vida, Ivor, un perro Staffordshire que nació sordo, ha tenido que pasar por cinco abandonos. Su discapacidad no era entendida - o no quería ser entendida- por los hogares por los que estuvo de paso hasta llegar al definitivo.

Pero antes de eso, Ivor ingresó en el Centro RSPC, una sociedad para la prevención de la crueldad animal, para superar algunos problemas de confianza que había acarreado en todo este tiempo.

En cuestión de semanas, Ivor se convirtió en un perro confiado y dulce. Su confianza no solo se restableció, sino que en el centro aprendió el comando para 'sentarse' y 'venir' en lenguaje de signos.

Con estas nuevas habilidades, Ellie Bromilow, su actual dueña, se enamoró de él y decidió adoptarlo. Con ella, el perrito ha asimilado nuevas órdenes como 'tumabarse', 'quedarse quieto' y está aprendiendo algunos trucos nuevos como rodar como una croqueta.

Ivor atiende órdenes mediante lengua de signos. Vídeo: Youtube

"Tener un perro sordo es como tener un perro que escucha", contó Ellie a Express.co.uk. Ella confiesa hablarle todo el tiempo, aunque él no la escuche. A la hora de jugar, en lugar de enfocarse en juegos que desarrollen el sentido del oído, Ellie se centra en todos aquellos de desarrollen su olfato. Ivor no puede ser más feliz.