Las guerras entre clientes insatisfechos y hosteleros a través de internet son cada vez más frecuentes. Especialmente, en ciertas redes sociales especializadas. Exactamente esto es lo que ha enfrentando a un empresario gijonés con un presunto comensal que no estaba contento con la comida recibida. La contestación no tuvo desperdicio.

Todo comenzó con un mensaje del cliente. Que fue el siguiente: "Mis dos estrellas son, una por el camarero, y otra por la cocinera. El resto lamentable. Pedí el menú del día porque pintaba bien, pero ya de primeras solamente te sirven una copa de vino, algo adecuado a ciertos restaurantes, pero no a éste. De primero, ensalada césar. Al llegar, el plato tenía buena pinta pero se quedó solamente en eso, en su aspecto. Todo abrir bolsas y paquetes. Mezclum de bolsa, salsa de bote, el pollo era preparado cárnico estilo nugget, croutons de bolsa, un queso rallado de bolsa estilo Gouda pero con sabor a tranchete y cherris que también vienen en bandeja y bolsa pero es algo habitual. Muy desagradable al gusto y saturadora".

La crítica no acabó aquí: "De segundo, una fajita horrible. Un relleno de carne mechada súpersalada y sin ningún sabor. Ni cilantro, comino, ningún tipo de chile o similar. Grasienta y envuelta en una tortilla de trigo quemada y chorreando aceite. Las tortillas no necesitan aceite en plancha nunca, pues ésta debieron hasta freírla en un dedo de aceite. Muy desagradable. Sólo decirle al jefazo o jefaza que ser hostelero es hacer buena práctica de ello y no pasear palmito entre la mafia "hostelera", defraudar a la seguridad social y trabajadores ni ganar premios en concursos amañados".

El comensal se siguió despachando: "Lo único bueno que tiene es el emplazamiento del local y su camarero, agradable y atento. La cocinera supongo que hará lo que le mandan sin más y ya tendrá bastante con estar explotada y cocinando basura. 13,60 por el menú con dos copas de vino, sin postre que tenía un añadido extra en la cuenta y ni me atreví a pedir algo. En resumen, una vergüenza culinaria que pagan los empleados que dan la cara mientras el responsable se pasea orgulloso con sus maletines de billetes ganados ridículamente".

La dura crítica fue inmediatamente respondida por el hostelero: "Gracias por esta preciosa opinión, gracias por tus dos estrellas, para los empleados de esta humilde empresa que, ¡oh, sorpresa!, yo he contratado. En fin una incongruencia total. Voy a respetar tu opinión sobre la comida, sobre el local y tus consejos culinarios. Pero lo que no voy a respetar es que me difames ni me acuses de cosas que no son verdad. No tengo que dar explicaciones ni justificar mi trabajo y menos ante ti. Estudiaremos si esto es denunciable y espero que encuentres locales mejores que el nuestro para ir, sentirte a gusto y criticar lo culinario, que es de lo que trata esta aplicación".

Este tipo de disputas son cada vez más frecuentes en la red. Como también lo son las quejas de algunos empresarios para pedir mayor control de las opiniones vertidas en las plataformas. Y es que muchos denuncian que, en ocasiones, las críticas son falsas, dirigidas para tratar de hacer daño.