La cumbre climática de Madrid prolongará las negociaciones para tratar de lograr un amplio consenso, pero acaricia un acuerdo que apuesta por aumentar la ambición para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y cumplir con el Acuerdo de París.

Todavía persisten sin embargo muchas diferencias en asuntos clave de la negociación, entre ellos el artículo 6 del Acuerdo de París, de 2015 que regula los mercados de carbono, una de las principales herramientas de los gobiernos para reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

Algunas partes se inclinan ya por cerrar un acuerdo muy general sobre este artículo y aplazar las cuestiones más técnicas para otra cita.

Durante las últimas horas han vuelto a circular los borradores con los que están trabajando los negociadores, en los que se plasma ya la urgencia de aumentar la ambición climática y de responder a las necesidades de los países en desarrollo ante la amenaza del cambio climático.

El último borrador plantea la necesidad también de proporcionar información sobre las contribuciones nacionales (los compromisos firmes que cada país está dispuesto a asumir) que deberán ser revisadas al alza de acuerdo con el pacto de París, que entra en vigor en 2020.

La presidencia chilena de la cumbre, optimista

Andrés Landerretche, portavoz de la Presidencia chilena de la COP25, ha comparecido ante los medios de comunicación para expresar su "optimismo" sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo en el tramo final de la Conferencia.

"Los ojos del mundo están puestos sobre nosotros y queremos llegar a un acuerdo pasen las horas que pasen", ha manifestado el portavoz chileno, quien ha reconocido que las negociaciones son "muy difíciles", pero, ha asegurado, "no saldremos de aquí sin un buen resultado".

El representante de la Presidencia ha informado de la situación de las negociaciones después de que los ministros que habían trabajado como "facilitadores" culminaran su labor y trasladaran a las partes sus propuestas.

Previamente, la ministra española en funciones para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, una de las mediadoras, señaló que habían llegado "hasta donde podíamos llegar" y ahora tocaba "alcanzar el consenso o el equilibrio", que debería sentenciar en qué punto se puede llegar a un acuerdo y en cuáles no.

Según Ribera, hay que dejar claro "cuáles son los elementos en los que es imposible llegar a un acuerdo e identificar los puntos en lo que se puede ceder o no".

La negociación continúa

La jornada de hoy estaba programada como la última de la COP25, pero es habitual en este tipo de citas que la negociación se prolongue durante la madrugada o incluso hasta el fin de semana.

No es una tarea fácil garantizar que las grandes herramientas de los gobiernos para la reducción de las emisiones de dióxido de carbono sean suficientemente transparentes y fiables desde el punto de vista de la contabilidad de los créditos y permisos para contaminar, pues su funcionamiento es muy complejo.

Además los pequeños Estados insulares, especialmente en zonas del Pacífico y el Caribe y otros países especialmente vulnerables sin apenas recursos, reivindican más ayudas a los ricos para afrontar una crisis climática de la que no se sienten responsables y de la cual serán los más perjudicados.

Las fricciones entre países vienen también del lado de la ciencia porque no todos quieren plasmar en los documentos compromisos más ambiciosos y basados en las evidencias científicas que alertan de los graves daños que afrontará el planeta si el aumento de la temperatura sobrepasa 1,5 grados este siglo.

Mientras se suceden las negociaciones en el recinto ferial de Madrid, en el exterior decenas de jóvenes han protagonizado una sentada para denunciar la ausencia de avances en las negociaciones y la "desconexión" entre las delegaciones oficiales y las demandas sociales en las calles.

El movimiento juvenil Fridays For Future, que ha estado por primera vez en una cumbre de este tipo, ha lamentado que la COP25 "no ha servido de nada, y no solo eso, sino que estamos viendo retrocesos".

Junto a la sede de la Conferencia, un grupo de activistas de la organización Greenpeace han descolgado esta mañana varias pancartas para pedir a los políticos más acción frente al cambio climático.

En paralelo a la "zona azul" -gestionada por la ONU y donde se suceden las negociaciones oficiales- la "zona verde", abierta a la participación social, ha movilizado durante estas dos semanas a más de 30.000 personas, con más de 600 actividades protagonizadas por jóvenes, ong, ministerios, instituciones y empresas, según el Ministerio español para la Transición Ecológica.