Aún existen personas -entre ellos mandatarios de potencias mundiales- que consideran que el calentamiento global simplemente comportará que haga un poco más de calor. Los estudios científicos demuestran, sin embargo, que el aumento de la temperatura del planeta está ya causando toda una serie de desastres climáticos, desde la subida del nivel del mar hasta sequías extremas y desertización, pasando por el otro lado de la moneda: inundaciones y fenómenos meteorológicos cada vez más virulentos. Y detrás de todo ello, las víctimas de siempre, es decir, aquellas que no tienen otro remedio que dejar su hogar para sobrevivir. Son los refugiados climáticos, una etiqueta que define actualmente a más de 17 millones de personas. Pero ACNUR avisa de que, si sigue todo igual, esta cifra aumentará a los 250 millones en el 2050.

Un estudio publicado en el 2019 por el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados demostraba con datos que la crisis climática multiplica los conflictos (por tierras cultivables y acuíferos, por ejemplo) y las migraciones. Y cita casos como Tuvalu, un archipiélago del Pacífico con 11.000 habitantes, que puede ser el primer Estado en desaparecer por la subida del nivel del mar. O Senegal, donde miles de personas se trasladan por el hambre causada por la falta de agua; igual que Somalia, con 1,2 millones de desplazados internos a causa de la sequía; o Etiopía, donde cada día 37.000 personas se ven empujadas a migrar.

El caso de Bangladés

Otro claro ejemplo es Bangladés, donde confluyen diversas consecuencias del cambio climático: subida del nivel del mar a causa del deshielo de los glaciares del Himalaya y el aumento de las lluvias, inundaciones más persistentes, ciclones con mayor potencia, una mayor penetración de la marea y un incremento de la salinidad de la tierra, que reduce su fertilidad. Esta confluencia generará decenas de millones de desplazados. Una diferencia clave en relación a las migraciones acontecidas hasta ahora en el siglo XXI es que el calentamiento global acabará por afectar también a los países ricos. En España, por ejemplo, un estudio de la organización Climate Central cifra en 200.000 las personas amenazadas y detecta cuatro territorios en riesgo de desaparición: el Delta del Ebro, la Manga del Mar Menor, la Albufera de Valencia y el Parque de Doñana. Quizás así, imaginando cómo estos territorios quedan sepultados bajo el mar, la conciencia sobre la necesidad de actuar contra el cambio climático empiece a emerger.