La covid-19 se ha convertido en una nueva amenaza para los océanos y mares. La crisis sanitaria que está golpeando a sectores como el sanitario, económico, educativo o cultural también deja su trágica huella en el medio ambiente.

En el Día Mundial de los Océanos se ha remarcado que la pandemia ha provocado un aumento en los plásticos desechables como mascarillas, monodosis y guantes. La utilización de material de protección para combatir el coronavirus hasta ahora ha aumentado significativamente, tanto a nivel sanitario como individual.

Pero lo peor es que amenaza con continuar creciendo porque la incorporación de la gente a sus tareas habituales supone un mayor riesgo de contagio, lo que obliga a tomar precauciones. No hay que olvidar que una gran parte de los materiales con los que se fabrican los guantes y mascarillas desechables no son reciclables, por lo que se pondrá a prueba la capacidad de gestión de reciclaje de este tipo de residuos. Los expertos vaticinan que parte de este material acabará en los océanos, mares y ríos del planeta.

Todavía no existen datos concretos, pero organizaciones como Greenpeace ya han alzado la voz de alarma. «Todavía no hay cifras exactas del aumento de la contaminación por plásticos en esta pandemia, aunque es un elemento que salta a la vista. Ya podemos ver numerosos desechables tirados por las calles y no podemos olvidar que, a través de las alcantarillas, pueden descomponerse y llegar al mar», afirma la portavoz de Greenpeace en España, Celia Ojeda.

El Día Mundial de los Océanos ha puesto de relieve otro de los problemas que sufren los océanos y mares del planeta como es la sobrepesca. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) avisa de la sobreexplotación de una de cada tres poblaciones de peces. La restauración de esas poblaciones y la garantía de una pesca bien gestionada es de suma importancia, no solo para salvaguardar la vida marina sino también para garantizar la seguridad alimentaria de 3.100 millones de personas, muchas en países en desarrollo, para quienes el pescado representa el 20 % o más de la proteína animal a la que tienen acceso.

La importancia de los océanos es vital para la humanidad, toda vez que ocupan el 75% de la superficie de la Tierra, contienen el 97% del agua del planeta y significan un 99% del volumen de su superficie habitable. Por si estas cifras no fueran los suficientemente importantes, además los océanos proporcionan recursos naturales fundamentales, como alimentos, medicinas o biocombustibles, entre otros.

Pero, según Greenpeace, solo la superficie del 3 % de los océanos está protegida. La contaminación que sufren sus aguas es una de las amenazas más urgentes. Y el plástico tiene buena parte de responsabilidad. Si hace una década se estimaba que entre 4 y 12 millones de toneladas de desechos plásticos llegaban a los océanos a nivel mundial, esa cifra no ha hecho más que aumentar.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) estima que los plásticos oceánicos son responsables de la muerte de cientos de miles de criaturas marinas cada año. Estudios recientes han encontrado microplásticos en heces humanas, lo que ilustra cuán generalizados son los plásticos en nuestro entorno y la necesidad de estudios adicionales sobre las implicaciones de los microplásticos para los humanos.

En el apartado medioambiental, la importancia de los océanos todavía es mayor, ya que contribuyen a la descomposición molecular y a la eliminación de los desechos y la contaminación; ayudan a la adaptación al cambio climático y a mitigar sus efectos; y, además, amortiguan los impactos del calentamiento global, ya que absorben el 30% del dióxido de carbono que producen los humanos.

La protección reduce la pobreza

En el aspecto social, las zonas marinas protegidas contribuyen a reducir la pobreza, ya que aumentan las capturas de pesca y los ingresos, y mejoran también la salud de las personas. Por otro lado, los océanos emplean a más de 200 millones de personas y más de 3.000 millones dependen, de forma directa o indirecta, de la biodiversidad marina y costera para su sustento.

Además, también contribuye a la igualdad de género, debido a que las mujeres son las qe realizan gran parte de las labores en la pesca a pequeña escala.