La de Patricio Aparicio es una de esas historias que hay que escucharlas dos veces, o tres, para creerla. La muestra perfecta de la trascendencia que tiene el deporte en la vida de muchas personas. A este joven de Colmenar Viejo (Madrid), correr le cambió la vida. Mejor dicho: literalmente, se la dio. «Pues mira, yo era obeso. A los 28 años pesaba 140 kilos. Subiendo unas escaleras me dio un amago de infarto y el médico me dijo: ´chaval´, o pierdes peso o estás muerto», explica. La voz de Patricio es enérgica, pese a que no han pasado dos minutos desde que cruzó la meta. Pero ese no es el mérito. Ha cruzado la línea de la meta por debajo de las 3 horas, un tiempo de corredor de alto nivel. Y es su primer maratón. Patricio es una bala. «Empecé a perder peso, me puse a correr y me enganchó», explica.

«Mi objetivo era correrlo el año pasado. Pero entonces me detectaron espondilitis anquilosante (enfermedad crónica que causa dolor en las articulaciones). Quería venir a competir el maratón de Valencia y me quedé fuera», explica. «Era seguir corriendo o resignarte a la enfermedad», añade. El año pasado fue octavo en la Madrid-Segovia y ganó una carrera en Colmenar viejo. «Y me dije: ´este es el año del maratón. No me lo quita nadie. Y aquí estoy».

Patricio pesa ahora 64 kilos, menos de la mitad que hace cuatro años. Y está como un toro. Volverá a Valencia porque reúne todos los alicientes. «Aquí no hay muro, aquí hay gente animando en todo momento», cuenta emocionado Patricio.