­El 10K Divina Pastora es un hecho importante, hasta podría decirse sin problemas que clave, en la historia de la práctica del deporte en la ciudad de Valencia. Cuando se organizó por primera vez, el mundo del atletismo popular estaba viniéndose arriba. Era el tiempo en el que una carrera por el barrio empezaba a congregar más de quinientos corredores. En ese momento, la empresa aseguradora había visto un nicho de mercado y planteó la celebración de una prueba nueva: una carrera de 10 kilómetros para empezar el año. No era una distancia nueva en el calendario „dos meses antes se disputa el histórico Pas Ras„. Pero venía con el tiempo que se estaba viviendo y con la marca de calidad que se le intuía a una potente empresa privada. Además, con el atractivo de contar con figuras de la elite nacional del atletismo (porque Marta Domínguez, por entonces, lo era).

El caso es que la consecuencia fue enorme: nunca se habían reunido tantos corredores para disputar una prueba nueva. Era el inicio de la adopción masiva, por parte de los ciudadanos, de la carrera a pie y de los consecuentes entrenamientos previos.

Han pasado los años y la dinámica no retrocede. Tanto es así, que ayer fueron 11.732 los que entraron en meta, una cifra que supera en más de mil quinientos los de la edición del pasado año, aquella en la que se superaba por primera vez la barrera de las diez mil personas y veinte mil piernas en acción.

La de ayer es una carrera muy especial, porque es un reto para el super-popular. Correr diez kilómetros ya son palabras mayores para unos y también un tope de marca para otros. Hay sensaciones muy especiales: por ejemplo, es una carrera en las que corren muchas parejas porque es una distancia asumible por los dos. Y tampoco es una popular desenfadada. Valga el ejemplo: es la misma salida que la Volta a Peu. Pero mientras en ésta son cientos y cientos los que se apostan a los lados de la Alameda para incorporarse sobre el pelotón ya lanzado, aquí era muy difícil ver a algún corredor evitándose el engorro de entrar en la jaula.

Salida escalonada

Y, por primera vez, la carrera tuvo algo más que importante para obtener buenos tiempos, que es lo que se le pide a una popular de esta envergadura: se organizaron varias salidas escalonadas. Primero, los que vuelan; después, los que corren bien y luego, los que trotan fuerte. Se evitó en cierta medida así que los que quisieran probar a mejorar su marca, cada uno dentro de sus posibilidades, no se encontrara con que correr, lo que se dice correr, no se podría hacer hasta bien entrado el primer kilómetro.

Todo ello, además, adornado con sonidos. No sólo por la locución de Joxe Fernández. Cada salida escalonada estuvo precedida de unos sonoros latidos de corazón en la megafonía. Y con música tecno y rockera para animar los cuerpos antes del esfuerzo.

Se batió el récord de participación, pero era imposible el de tiempo. Durante la carrera se destacaron tres magrebíes de casa. Y la victoria fue para Hassane Ahouchar quien, acabó despegándose de Jaouad Oumellal, del Cárnicas Serrano, y Amine Chaoui, del Guadassuar Maskokotas, un corredor poco habitual en el «cap i casal» y mucho más, por ejemplo, en el asfalto castellonense.

Ahouchar, que también ganó el año pasado, no pudo romper la barrera de los 30 minutos, pero su marca sigue siendo buena para un atleta de 40 años. Es el Ahouchar de toda la vida, el que lleva una década hablándose de él más que del mejor atleta de pista imaginable. «El tiempo pasa, pero me sigo encontrando bien ¿Cómo? A base de tener mucho control mental en carrera, pero también no dejando de entrenar y manteniendo la seriedad en el trabajo». Ahora milita en el club Apol·lana y en su fuero interno asegura que sigue soñando con correr por España los Juegos Olímpicos. «En el de Valencia hice 2:10:13. Eso es una marca como para poder ir. Y aún quiero mejorarla en primavera». Y un apunte muy personal: el día antes de la prueba se disputaron las carreras infantiles y el vencedor entre los de seis años fue su hijo Ayman. «Al mayor le tira más el fútbol. Pero el pequeño... así continuará el apellido en las carreras valencianas».

La carrera tuvo su punto de cierta polémica porque, la víspera, la organización anunció que habría controles de dopaje. Y esto desató el debate en las redes porque se aseguraba que habría deserción masiva de atletas de elite. Al final estuvieron prácticamente todos en la salida, incluyendo más de uno que ni tenía previsto tomar parte. No hubo, como se denunció en la San silvestre de Crevillente, nadie que se marchara «saltando la valla».

Ahouchar decía que «llevo muchos años corriendo y he pasado muchos controles. Por mi ya tardan en hacerme otro». Para acabar con una crítica: «Se había dicho que habría y, al final, resulta que no hay». Eso, obviamente, también sorprendió por incomprensible.

La ucraniana que llegó y no cobró

Hubo que esperar muchos corredores para encontrar, justo en el puesto 100 de la general, a la ganadora femenina. Fue la ucraniana Victoriia Pogorielska, que aprovechó su estancia de pretemporada en el Puerto de Sagunto para marcar las diferencia entre quien es una buena corredora de campo a través y las grandes populares.

Tan sólo Isabel Checa, que aún conserva su condición de elite, la persiguió hasta cerca de la meta. La ucraniana ha estado entrenando en territorio valenciano después que en Rusia le negaran la entrada. Fue segunda en la polémica San Silvestre de Crevillente „esa de la que algún atleta importante, y no de los habituales valencianos, sí que salió huyendo„ y ahora se marcha ya porque está a punto de acabar la vigencia de su visado. Por esta condición de extranjera sin licencia nacional se quedó sin poder cobrar el premio femenino, que fue a parar a la atleta de Silla.

También para ella fue, por consiguiente, el título autonómico de 10K en ruta, compartido con Ahouchar en masculino. Fue uno de los muchos otros galardones que repartía la prueba. Por ejemplo, había por equipos, que ganó el club Serrano como era previsible. Tampoco fue sorpresa que el Redolat Team se llevara el premio al equipo con más participación: un total de 223 camisetas negras y amarillas, superando por muy poco a los Runners Ciutat de Valencia. Y en la categoría de handbike, el triunfo fue para Ángel Martí, que fue como un tiro y entró casi cinco minutos antes que Ahouchar. Antes de la carrera grande se celebró la milla urbana, una prueba que no tiene tanto predicamento y que sólo reunió en la salida a 26 atletas, con victoria para Ayoub Chaabi y Miriam Gregori.

La próxima, el Galápagos

El calendario ha empezado con esta prueba. El próximo fin de semana hay bastante poco „carreras de montaña principalmente„ y a partir de entonces es cuando empieza o bueno con la Mitja Marató de Santa Pola el día 24. Las calles de Valencia apenas esperarán un poco más: el día 31 empezará el Circuito de la ciudad de Valencia, también auspiciado por Divina Pastora: será el Trofeo Galápagos, donde esperan más de cinco mil almas para abrir boca.