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Maratoniano

El gran patriarca del Maratón

Es difícil entender el gran nivel del Maratón de Valencia sin la figura de Miguel Pellicer, el histórico marchador y maratoniano que, en 1978, junto a su mujer, Angelita Carrascosa, reunió a una serie de amigos para fundar la SD Correcaminos, el club que organiza la prueba

El gran patriarca del Maratón

Todo empezó en octubre de 1978 cuando Miguel Pellicer, un histórico marchador y maratoniano, su mujer, Angelita Carrascosa, y un grupo de amigos compuesto por Toni Lastra, Manuel Gutiérrez, Andrés Martínez, Vicente Raga, Marisa Martínez y Amparo Requiel, se reunieron en el bar Danubio de Valencia. Era el germen de la Sociedad Deportiva Correcaminos, comenzaba a gestarse el Maratón de Valencia.

Pellicer, un auténtico visionario, se dio cuenta de que Valencia necesitaba un club de atletismo que, como en otras ciudades españolas, generara carreras como un maratón. Dicho y hecho, en 1981 nacía el primer Maratón de Valencia.

Miguel Ángel Pellicer, su hijo, afirma que su padre «poseía una gran visión de futuro. Él buscaba un club basado en la camaradería y la unión. Nada más fundar Correcaminos se sumó a la primera campaña «Andar y Correr» para que la gente mejorara su forma física. Se apuntó mucha gente».

Poco a poco se fue gestando el proyecto de Correcaminos. «Mis padres comenzaron a poner anuncios y carteles para promocionar el club. La gente comenzó a venir al bar Danubio y se iba apuntando. Cuando la cosa iba en serio, fueron confeccionando carnets y se inscribió el club. Cuando hablo de mis padres no me gusta decir que fueron los fundadores, sino los creadores. Crearon Correcaminos de la nada en reuniones familiares y de amigos», señala Miguel Ángel Pellicer. «La gente iba al bar y se apuntaba. Y comenzaron a repartir carnets. Toni Lastra fue de los primeros. Estoy seguro de que, sin mis padres, la fiesta del Maratón sería de otra manera, no digo que mejor o peor, pero diferente».

El histórico atleta valenciano tenía una meta muy clara que se alejaba de la notoriedad o el dinero. «Evidentemente, no lo hizo con un fin económico o por notoriedad. Mi padre era un enamorado del atletismo, que, entre otras cosas, se dedicaba a organizar carreras sin cobrar nada. Iba a la Coca-Cola, al Ayuntamiento, a la Policía Local... Siempre buscando ayuda para poder organizarlas. Y por eso se dio cuenta de que Valencia necesitaba un club que pudiera hacer estas cosas».

La idea prendió rápido. «La idea gustó de inmediato. Tengamos en cuenta que hablamos de una época, los setenta del siglo pasado, difícil. Había quien insultaba a los que corrían. Te gritaban: «¿dónde vas corriendo por la calle?, ¿te persigue la Guardia Civil»... Estaba mal visto. No hay que olvidar que entonces éramos no más de 30 maratonianos en Valencia», relata su hijo.

Y había que poner un nombre al recién nacido. «El nombre de Correcaminos surge del personaje de los famosos dibujos animados. A mi padre le sugerí que el club se podía llamar de esa manera. Al principio tenía dudas, «me van a matar», decía pero al final se optó por ese nombre. «El logo planteaba problemas legales si era una copia fiel del dibujo, así que se modificó un poco y, tras varios cambios a lo largo de los años, ahí está».

Pese a su decidido empeño de crear Correcaminos, a Miguel Pellicer y su esposa les sorprendió el auge que pronto tomó el club, como argumenta su hijo. «Mis padres se quedaron muy sorprendidos por lo rápido que creció el club. Vieron la gente se apuntó porque era algo muy positivo para los corredores ya que, hasta en ese momento, no había nada parecido. Se organizó unas 24 horas de footing, a continuación se crearon unas mini olimpiadas y más tarde comenzó la campaña Andar y Correr. Todas estas iniciativas tuvieron gran éxito porque eran gratuitas. Le propusieron ser concejal de Deportes del Ayuntamiento de Valencia, pero no quiso».

Y llegó el primer Maratón de Valencia. Según Miguel Ángel Pellicer, «se gestó en familia, con mis padres, mi hermano y yo ayudando en todo. También estaba Toni Lastra y un importante grupo de colaboradores».

Miguel Ángel Pellicer sostiene que es difícil entender el nivel del Maratón de Valencia sin la figura de su padre. «Pienso que fue muy importante para el atletismo valenciano, no solo para el Maratón de Valencia sino para este deporte. Era muy altruista, por ejemplo creó la revista Píndaro y la cedió».

El hijo del gran marchador ensalza el trabajo de Correcaminos. «Pienso que se ha hecho una labor impresionante desde el comienzo de la prueba hasta ahora. El l presidente de Correcaminos, Paco Borao, es una máquina, ha hecho mucho pero no es el fundador del club, claro».

Miguel Ángel Pellicer reivindica la figura de su padre y mantiene que está un tanto olvidada hoy. «Antes de morir se reconoció su papel en el atletismo, después se podría haber hecho algo más por rescatar la memoria de mi padre. Por ejemplo, añadir al Maratón el nombre «Memorial Miguel Pellicer». Sinceramente, estoy dolido porque se omite el nombre de mis padres».

«El estaba muy satisfecho con el auge del Maratón. Iba de homenaje tras homenaje. Era alucinante el cariño que le tenían. Era una persona muy humilde, hablaba con todo el mundo y daba consejos al que se lo pedía. En vida se llevó el reconocimiento que se merecía, después de muerto... Ahora está olvidado por parte de las instituciones autonómicas. Estoy seguro de que Ximo Puig no sabe quién es Miguel Pellicer».

Pellicer tiene un recuerdo para su madre. «Mi padre siempre quiso que mi madre participara en la labor de construcción de Correcaminos. Ella públicamente siempre quedó en un plano más discreto, pero era una emprendedora y era la que muchas veces empujaba a mi padre a hacer cosas».

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