Pese a que su historia es extraordinaria, Sonia Napolitano y Pepe Caballer no son muy de presumir. Todo lo contrario: el periodista tiene que exprimirles para que se den cuenta de que, en realidad, tienen muchas cosas interesantes que contar. Que sus vidas, por separado y en común, están en otra dimensión. No hay documentación conocida de que haya otra pareja en el mundo con tantos kilómetros en sus piernas. Ambos lideran el ranking de maratonianos españoles. Él ha completado 263; ella, 201. Un total de 464 carreras de larga distancia entre los dos. Nada menos que 19.578 kilómetros, la mitad del perímetro de la Tierra. Una barbaridad.

Las vidas del hombre y la mujer residentes en España que más maratones tienen en sus espaldas se cruzaron en el Maratón de Valencia de 1993. Concretamente, en el último kilómetro. «Me adelantó poco antes de la meta. Se dijo: ´esa mujer no puede ganarme´», recuerda Sonia, una inglesa afincada en Valencia desde los años de la Transición. Ninguno de los dos sabía que, 4 años después de aquella carrera, iba a nacer una doble relación: sentimental y deportiva. Se conocieron en el Grupo Salvaje - «que era más salvaje que ahora», apunta Pepe- la rama del CD Correcaminos donde se juntan los atletas más aventureros. Por motivos de trabajo, no coinciden hasta el fin de semana, e incluso hay veces que han de pasar 15 días para reencontrarse. Lo hacen con las zapatillas puestas y luciendo dorsal en cualquier carrera de la geografía española o del extranjero. «A veces dormimos en el coche. Es grande», señala él.

«Mi primer maratón fue el de Valencia de 1985. Desde entonces, no he fallado a ninguno de la ciudad. El año antes había participado en la Volta a Peu y me gustó eso de correr», explica Sonia, que no sólo es la mujer «española» con más maratones. Aparece en el quinto lugar en el ranking nacional absoluto. Entre Pepe y él solo hay tres hombres en la lista (el segundo es el castellonense Santi Hitos, con 236). A sus 67 años, le queda cuerda. Hace tiempo que fue operada de dos dedos de un pie, la única lesión seria que le dejó fuera del asfalto un tiempo. «Ahora tengo la rodilla gastada. Me duele al correr, pero mientras aguante, no voy a parar», explica. Su mejor tiempo son las 3 horas y 32 minutos de uno de sus maratones de Valencia. «Como curiosidad, hice tres años seguidos el maratón de Calvià con el mismo tiempo exacto: 3.52», recuerda.

Pepe, nacido en Burjassot hace 58 años, es otro corredor de la vieja escuela. De los que cubrían anualmente el maratón de Valencia cuando era cosa de 4 locos. «Hacía carreras cortas y un día vi que pasaban unos señores por la Gran Vía y pregunté. Me dijeron que era el maratón y me dije: ´¿42 kilómetros? Pero si yo no puedo correr más de 5 seguidos. Al año siguiente me apunté y la hice», rememora el español con más pruebas de larga distancia en sus piernas. No hay más de 35 personas en el mundo que lo superen. «Empecé a hacer maratones y poco a poco fui subiendo la media anual. He llegado a correr 17. Eso fue hace dos años. Mi media es de unos 10 o 12 año», afirma Caballer.

El mejor tiempo del Forrest Gump de Burjassot fue un 3.10 firmado, cómo no, en las calles de Valencia. «Ahora voy a disfrutar y a terminar. Si la hago en 5 horas, está bien», asegura. Estos días, Pepe se recupera de una sobrecarga en el gemelo. Es normal. No para. «Siempre sale algún dolor, pero descanso unos días y voy recuperando», añade.

Discreto, ajeno al aluvión de fotos que cualquier corredor enseña a todas horas en las redes sociales, Pepe es la antítesis del «postureo running». Ni siquiera guarda imágenes de recuerdo.

«¿Qué zapatillas uso? No lo sé, las primeras que veo y están bien de precio», afirma con el mismo tono de voz con el que pone límite a su currículo maratoniano. «Cuando llegue a los 300, seguramente me retiraré. Pero eso no es relevante, porque después llegarán otros que me superarán y ya está».