Una mujer perdida entre los corredores preguntaba, discretamente, en la zona de meta a un periodista si sabía algo de Toni Abadía. Si había llegado y qué tiempo había hecho. La respuesta le cambió la cara. De la incertidumbre pasó al más absoluto entusiasmo. Su hijo, el aragonés Toni Abadía (Zaragoza, 1990), fue la otra gran sensación de la carrera. La sensación española. Fue el primer atleta nacional en cruzar la meta, con un tiempo de 1:01.15, una marca extraordinaria. La mejor marca española de la historia de un debutante y la 4 cuarta mejor de todos los tiempos tras Fabián Roncero, Martín Fiz y Alberto Juzdado. El resultado del maño fue una sorpresa, teniendo en cuenta que era su estreno en una carrera de 21 kilómetros. Plusmarquista nacional de 10 kilómetros en ruta, varias veces campeón de España de 5.000, 10.000 y campo a través y hace apenas 3 semanas de la Milla Internacional de Berango, ayer su subió al tren de la larga distancia con una adaptación asombrosa. A sus 28 años, Abadía quería dar un paso adelante, afrontar un nuevo reto deportivo, llevado por la inercia tras sus grandes resultados como fondista.

«No tenía referencias del medio maratón. Esperaba un salto duro desde mi distancia, los 10K. Pero todo ha sido maravilloso. El clima era perfecto y lo de la gente ha sido increíble. Aquí tienes la atención asegurada seas el cuatro o el 1.400, te quedas con los puntos de animación para cuando te vas a casa», explicó una vez había asumido el éxito.

«¿Si he cambiado la rutina de entrenamiento para correr el medio maratón? No me ha dado tiempo. Soy muy competitivo, me pones a correr con Bolt en los 100 metros e intento ganarle», dijo Abadía, un tipo risueño, simpático. «Lo de València es increíble. Tengo amigos aquí y cuando bajas al circuito 5K para correr, tienes que pedir la vez», bromeó.