El Maratón de Valencia Trinidad Alfonso EDP tiene dos cosas que no tiene ningún otro en España: es el más demandado y este año ha limitado el número de participantes a 22.000 para asegurar su excelencia. Una combinación que ha despertado, inevitablemente, la picaresca en personas inscritas de todos los rincones de España. Desde el mismo día del cierre de inscripciones, irrumpió un fenómeno hasta ahora desconocido en la gran carrera de València: la reventa de dorsales a precios prohibitivos, el afán lucrativo de corredores que han visto la oportunidad de hacer negocio. Hoy se pueden encontrar inscripciones de segunda mano por hasta 300 euros de precio en conocidos portales de internet. Siete veces más de lo que costaba (42 euros) apuntarse a la carrera en noviembre pasado, cuando se abrió la primera ventana de inscripciones.

El Maratón de València, que por tercer año consecutivo tiene la distinción de la federación internacional de Etiqueta de Oro, permite el cambio de nombre de un dorsal hasta el 15 de noviembre, a un coste de 3 euros (por los 60 euros que pide el Maratón de Berlín por el mismo trámite, por ejemplo), una idea pensada para aquellos que, por lesión u otros impedimentos, prefieren que su número sea aprovechado por un tercero antes que anularlo directamente, una opción que también sigue en vigor con la consiguiente devolución del importe pagado en su día.

Vista la mala fe de algunos «corredores», la organización dio un paso adelante el pasado día 24 con la fórmula «intercambio de dorsal sin beneficio». Una medida con la que intenta frenar, hasta donde le alcanza, el trajín de matrículas .

Desde ese día, aquel que quiera ceder su número sigue el mismo proceso que el de la anulación. Es decir, le es reintegrado el coste de su inscripción. Por el importe de 3 euros, eso sí, puede traspasarlo a otro corredor, que deberá pagar el mismo dinero que abonó el primero. Una medida que los revendedores de internet esconden a los buscadores de dorsales, tal como pudo comprobar ayer Levante-EMV con llamadas a varios «reventas». «Me haces un ingreso y te doy el código de cambio de nombre», vienen a pedir todos los anunciantes, quienes, nada más iniciarse la conversación, justifican la venta de su dorsal en una lesión inoportuna. Uno de ellos vendió ayer mismo su inscripción a un estadounidense por 200 euros. No le comunicó que, una vez el comprador debía marcar el código en la web oficial del maratón, le iba a pedir pagar los 75 euros que habían devuelto al primero.

La organización ha habilitado, también, un grupo de Facebook como punto de encuentro que conecta a corredores interesados en conseguir un dorsal con los ya inscritos que, por diferentes causas, no pueden participar. El grupo, por tanto, ofrece la posibilidad de transferir la titularidad de los dorsales de forma absolutamente transparente, sin negocio de por medio. Un freno más, sin duda, para aquellos aprovechados que tratan de mercadear con sus inscripciones con el agravante de que engañan a los potenciales compradores.