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El sueño olímpico de Iván Fernández

El atleta que recuperó la fe en los valores del deporte cediendo una victoria que no merecía estará en la cita de València

El sueño olímpico de Iván Fernández

«En busca del sueño olímpico». Así, con ese leimotiv metido entre ceja y ceja, llega Iván Fernández Anaya (Vitoria, 30 años) a València. El atleta español, con una mejor marca en los 42 Kilómetros de 2h12:55, se perdió la cita de los JJ OO de Río de Janeiro 2006, pero no quiere dejar escapar la ocasión de estar en Tokio 2020. Tras haber corrido la media maratón del pasado mes de octubre en València (1h04:45), afronta la cita más exigente del calendario como uno de los atletas nacionales a tener en cuenta.

Pero si por algo se conoce a Iván Fernández Anaya dentro del mundo del deporte es por ser el «atleta del gesto». Un 2 de diciembre de 2012, en el Cross de Burlada (Navarra), precisamente la misma fecha que se celebra el Maratón Trinidad Alfonso, el corredor vitoriano dio al mundo la posibilidad de recuperar la fe en los valores más nobles del deporte al ceder «una victoria que no merecía», asegura con firmeza, al corredor keniata Abel Mutai.

Todo sucedió muy rápido. Pero el gesto de Iván Fernández quedó inmortalizado para la historia. El atleta vitoriano se acercaba a la meta en segunda posición cuando vio que, por delante de él, Abel Mutai frenaba su marcha antes de cruzar la línea de llegada. El corredor keniata, bronce olímpico ese mismo año, había confundido la meta a escasos metros y estaba deteniendo su paso sin ser consciente de que el resto de rivales aún podían arrebatarle la victoria. Iván Fernández, que lo alcanzó con rapidez, no aprovechó el momento en beneficio propio para adelantarle, sino que se puso al ritmo de Mutai y le indicó con un gesto del brazo que la meta se encontraba unos metros más adelante. El keniata cruzó primero e Iván pegado a él empujándole a la victoria final.

«Yo no merecía aquella victoria. No me lo pensé. Hubiera tenido la opción de adelantarle y ganar pero yo no merecía esa victoria. Abel se había mostrado muy superior durante la carrera y sabía que era el ganador», afirmaba el vitoriano, «tampoco hablamos mucho después porque no nos entendíamos por el idioma. Me agradeció mi gesto y estiramos juntos, nada más. Lo que no pensábamos era que aquello iba a dar la vuelta al mundo. Para mí es una cosa normal, pero a falta de valores en la sociedad, gestos como aquel quizás cobran otra importancia», añadía.

Lo curioso del caso es que su entonces preparador, el histórico atleta Martín Fiz (Campeón del Mundo de Maratón en 1995 y con una mejor marca de 2h08:05) , reconoció que él no habría dejado ganar a Mutai en la prueba de Burlada. «El gesto le hizo ser mejor persona pero no mejor atleta. Ganar te hace siempre más atleta. Se sale siempre a ganar», decía Martín Fiz sin sonrojarse.

«En el Mundial del 97 en Atenas fui tirando todo el maratón y no pude despegar a Abel Antón. Y yo sabía que iba a pasar eso. Sabía que a menos que se le subiera un gemelo o le pasara un percance, Antón me ganaría en el sprint. Pero la competición es así. No habría sido lógico que Antón me dejara ganar por tirar yo durante toda la carrera», explicó.

Sin embargo, y pese a que Iván Fernández Anaya cambió a Martín Fiz por Santi Pérez como entrenador, la relación entre ambos es muy buena. De hecho, Fiz cuenta con un equipo de atletismo, el Alimco-Runningfiz, de el que Iván Fernández es padrino. El corredor vitoriano, que se planteó el colgar las zapatillas, regresó a la competición el mes pasado terminando tercero en la Behobia-San Sebastián. El día 2 de diciembre estará en València.

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