Cerca de 20.000 corredores colorearon ayer la ronda interior de la ciudad de València. La San Silvestre de la ciudad, la carrera más festiva del año, sirvió para despedir 2018 y dar la bienvenida a 2019 a los participantes, que lucieron todo tipo de disfraces y atuendos en una noche especial. Si el año pasado la carrera fue calurosa, debido a las altas temperaturas impropias de un mes de diciembre, ayer la sensación térmica durante la carrera descendió hasta los 5 grados.

El triunfo en esta XXXV San Silvestre de ayer fue para Jaouad Chemlal (14:46) en categoría masculina por delante de Hassane Ahouchar (14:56) y de Andreu Blanes (15:03). Liv Westphal se llevó la victoria en categoría femenina (16:57), esta atleta repitió el triunfo del año pasado, por delante de Laura Méndez (17:39) y de María José Cano (18:10).

La San Silvestre es una carrera popular en la que se mezcla deporte y diversión. Fiesta, Carnaval y Fallas. Ayer, se puso de manifiesto cuando se dio la salida a esta obligada cita del calendario deportivo ya que, además de los cerca de 400 atletas que buscaban el triunfo final o hacer marca, más de 17.000 participantes llenaron las calles de la ciudad de València de colorido.

A nadie se le escapa que la San Silvestre es una de las carreras con más tradición puesto que data de 1984. Ese año, la prueba se llevó a cabo un día 31 de diciembre, a imagen y semejanza de la San Silvestre madrileña, pero con el paso del tiempo se decidió modificar la fecha y adelantarla al día 30. Fue en el año 1987. El primer año hubo triunfo para un histórico corredor de la extinta sección de atletismo del Valencia CF, Miguel Rubio, por delante de tan solo 2.000 corredores.