Mi familia y yo hemos pasado por una experiencia dura que ha desembocado en la muerte de un ser muy querido para nosotros. Es difícil enfrentarse al dolor que esto supone. El equipo de Unidad de Hospitalización Domiciliaria del hospital La Fe nos ha ayudado con el sufrimiento que se deriva de la enfermedad. Las visitas diarias a una casa crean una especie de complicidad, de cercanía, incluso de afectividad; han sido muchos días de relación, durante los que el trato recibido nos ha hecho sentir como si fuera su único paciente. Todos y cada uno de ellos han contribuido a hacer más fáciles estos días tan complicados.

En estos momentos tan duros donde la sensación de dolor es tan grande, habéis conseguido entrar en nuestro corazón y provocar tal sentimiento de reconocimiento y de cariño que no podíamos dejar de haceros llegar nuestro más profundo agradecimiento. No tenemos palabras para expresar nuestra gratitud por vuestra humanidad, vuestro trato excelente, vuestra disposición a escuchar todo lo que planteábamos, vuestra ayuda, profesionalidad, colaboración, forma de actuar y de estar con nosotros en el día a día. Enfrentarse a la muerte nunca es fácil y vosotros nos habéis ayudado en este proceso.

Enhorabuena por vuestra dedicación. Gracias por todo. Os recordaremos siempre a todos.