La Conselleria de Educación tiene la intención de reducir de cuatro horas semanales a tres el horario lectivo de todas las asignaturas troncales de cada una de las modalidades del primer curso de Bachillerato. Es decir, que las actuales 144 horas lectivas por curso de estas materias se van a ver disminuidas un 25 %, hasta sólo 108 (lo que supone 36 clases lectivas menos por año). Es como si hubiese decidido que el curso debía terminar justo después de la semana fallera. ¿A quién se la ha ocurrido este despropósito? Ha habido varios escritos de asociaciones profesionales y de profesores solicitando que esta medida se paralice. Quizás, los responsables de este atropello sólo quieran/sepan escuchar a los que les rodean. No puedo creer que quienes están cerca de los círculos de decisión educativos no manifiesten su disconformidad más absoluta con esa reducción horaria tan brutal, injustificada y disparatada.

Señora consellera, le pido un poco de sensatez: revise/anule radicalmente su decreto en el aspecto señalado. De lo contrario, las consecuencias serán irreversibles para los alumnos que las sufran, máxime cuando la deficiente formación recibida por falta de tiempo se compare negativamente con el conocimiento del alumnado de otras comunidades españolas que no van a realizar acciones tan singularmente irresponsables.

Como siempre, a los profesores de a pie no se nos ha consultado absolutamente nada. Al desánimo galopante que reina entre el profesorado desde hace varios años, se suma ahora esta medida que no hace más que acrecentar la distancia existente entre las decisiones de las actuales autoridades educativas valencianas y el buen juicio y rigor que los alumnos se merecen en su adecuada formación académica como futuros ciudadanos. Juan Quílez Pardo. Valencia.