Esta mañana me he despertado, estaba contento porque después de mucho esfuerzo, tiempo y dedicación, he logrado terminar la última etapa de mi formación, he logrado cumplir mis objetivos. Después de estudiar una carrera universitaria y un máster, por fin, voy a poder tener un buen empleo en alguna profesión relacionada con mis estudios.

Bastante motivado, comienzo la búsqueda de ese tan ansiado trabajo. Me sorprendo al ver la gran cantidad de ofertas de empleo, por lo que comienzo a entregar curriculums y a realizar las oportunas entrevistas. Las condiciones de trabajo son buenas, por lo que pienso que tal vez ha valido la pena todos esos años de esfuerzo.

Cuando de repente, escucho un fuerte zumbido, abro los ojos y me doy cuenta que estaba soñando. Algo melancólico me levanto de la cama. Tristemente, la situación actual es bien diferente de mi sueño. Nuestra formación y años de esfuerzo han quedado reducidos a un pedazo de un bonito cartón perfecto para adornar nuestra habitación. Ahora, tener un título universitario y un máster es sinónimo de paro sin ningún tipo de ayuda o de trabajo en prácticas gratis o por cuatro euros.

Parece que no nos queda otra opción que tener que dejar a nuestras familias, amigos y nuestro hogar para terminar sirviendo hamburguesas, haciendo camas o fregando platos en alguna ciudad de la campiña inglesa. Álvaro Gijón. Valencia.