Los planes de pensiones son una connivencia perfecta entre la banca y el Gobierno. Los primeros retienen un capital que prácticamente es imposible retirar a no ser que te jubiles, o tengas alguna gran desgracia. Y el segundo cobra por el mismo motivo dos veces: cuando percibes tu nómina o beneficios te retiene un porcentaje, al hacer la declaración de Renta anual declaras ese dinero que te imputa en la misma; pasan los años y cuando lo retiras: te vuelven a retener el porcentaje adecuado. Pero no termina ahí la fiesta, al año siguiente, al hacer la declaración de la Renta, el dinero rescatado por los planes de pensiones es considerado como renta del trabajo... ¡pero estás jubilado y no trabajas! Es incomprensible, pero lo peor es que te lo suman a todos tus ingresos: pensiones, rentas, etcétera, y te sube la base imponible, por lo que el porcentaje de pago te aumenta considerablemente hasta llegar en muchos casos a cotizar el 30-40-50%, cuando antes cotizabas sobre un 17-25% como máximo.

Todo esto unido a que en el período durante el que has ido aumentado tu plan de pensiones, como buen ahorrador y temeroso de los vaivenes del mercado bursátil, los pones en plazos de renta fija, y aquí otro varapalo: si la renta fija en los últimos años está alrededor del 0,4-1 % con mucha benevolencia, y las comisiones de las sociedades gestoras están alrededor del 1,3-1,5%... elemental: generas pérdidas, que unidas a las retenciones antes indicadas, no te compensan ni por asomo el beneficio de la desgravación que practicabas todos los años al hacer la declaración anual. Y para mayor penalización, la imposibilidad casi absoluta de rescatar el dinero antes de la jubilación.

Algunos te aconsejan que retires los planes poco a poco, pero pagas lo mismo o más y además no dispones de tu dinero y la banca continúa con sus comisiones de gestión. ¿Qué hacer entonces? Pues hacerte tu propio plan, todos los meses das la misma orden que en los planes de pensiones, pero en vez de traspasar al plan del banco, a una cuenta tuya a plazo o de alta remuneración, en la que como no pagas comisiones ni te retiene el fisco dos veces por el mismo motivo, te resulta más rentable. Luis G. Zurro Andrés. Valencia